Genética / Antropología

Los humanos modernos provienen de una combinación de linajes genéticos

Nuestra especie descendió de al menos dos poblaciones ancestrales que se separaron y luego se reconectaron, mucho antes de la diversificación de los humanos por todo el planeta

Según los científicos, nuestra historia evolutiva como especie es mucho más rica y compleja de aquello que imaginábamos.

Según los científicos, nuestra historia evolutiva como especie es mucho más rica y compleja de aquello que imaginábamos. / Crédito: Gerd Altmann en Pixabay.

Pablo Javier Piacente / T21

Una nueva investigación muestra que nuestros orígenes evolutivos son más complejos de lo pensado y no provienen de un único linaje, involucrando diferentes grupos que se desarrollaron por separado durante más de un millón de años, y luego se combinaron para formar la especie humana moderna.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, ha desarrollado un nuevo estudio publicado en la revista Nature Genetics en el cual desvelan detalles desconocidos hasta hoy sobre nuestros orígenes. La investigación comprueba que los humanos modernos no descienden de un único linaje, sino de un mestizaje que incluyó al menos dos poblaciones ancestrales, que se separaron hace aproximadamente 1,5 millones de años y se reunieron nuevamente alrededor de 300.000 años atrás. 

Evolución compleja y diversificada

Este hallazgo desafía la visión tradicional o más aceptada, que postulaba una evolución lineal y única: de esta manera, abre la puerta a una comprensión mucho más compleja de nuestra historia genética. En el marco de la investigación, un innovador algoritmo computacional permitió modelar cómo estas poblaciones antiguas se separaron y se mezclaron nuevamente, para dar origen al Homo sapiens. 

Los datos analizados provienen del Proyecto 1000 Genomas, que ha secuenciado el ADN de individuos procedentes de África, Asia, Europa y América. Este enfoque permitió detectar la existencia de dos linajes diferenciados, de los cuales uno aportó aproximadamente el 80% del acervo genético de los humanos modernos, mientras que el otro contribuyó en un 20%.

Según una nota de prensa, los resultados obtenidos sugieren que, inmediatamente después de la separación de estos grupos, se produjo un fuerte "cuello de botella" en una de las poblaciones. Este fenómeno, que implicó una drástica reducción poblacional, se extendió durante casi un millón de años, permitiendo que el grupo afectado se estabilizara y, posteriormente, diera origen a la mayor parte del material genético que hoy compone a nuestra especie. 

Encuentros y desencuentros

Por otro lado, la minoría genética heredada de la segunda población incluye variantes relacionadas con funciones cerebrales y el procesamiento neural, elementos que podrían haber sido claves en la aparición de rasgos distintivos del comportamiento humano. Un punto crucial es que, a diferencia de estudios previos centrados en la evidencia fósil o en el ADN de parientes extintos como los neandertales y denisovanos, la nueva investigación se basa únicamente en el análisis de ADN de humanos contemporáneos.

Referencia

A structured coalescent model reveals deep ancestral structure shared by all modern humans. Trevor Cousins et al. Nature Genetics (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41588-025-02117-1

De esta manera, es posible inferir la existencia de poblaciones ancestrales que, bajo otros criterios, habrían quedado fuera del registro fósil. Esta nueva metodología abre posibilidades que no se tenían en cuenta hasta hoy para reconstruir episodios evolutivos, que se remontan a cientos de miles o incluso millones de años.

Al mismo tiempo, este descubrimiento subraya la complejidad de la evolución humana, que ha sido el resultado de múltiples encuentros y desencuentros entre diversas poblaciones y no la consecuencia de un camino único y limpio. Por último, el estudio sugiere que los linajes ancestrales que podrían haber estado involucrados en el desarrollo de nuestra especie son el Homo erectus y el Homo heidelbergensis, aunque se requiere de nuevas investigaciones para establecer relaciones definitivas entre los fósiles y los patrones genéticos hallados en el estudio.

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