Una fiesta que lucha por el broche de Interés Turístico Internacional
La lluvia no apaga la magia de Las Carantoñas de Acehúche
Bajo un cielo encapotado que no frena la devoción, los acehucheños festejan Las Carantoñas, una tradición ancestral en honor a San Sebastián, que une el misticismo con la religión y que lejos de perder fuelle, gana adeptos

Carlos Gil
La lluvia no apagó la magia y la pasión de Las Carantoñas donde los acehucheños volvieron a festejar, una vez más, una tradición que atesora el Interés Nacional y lucha por el sello Internacional. Bajo un cielo encapotado, los vecinos de esta localidad de Cáceres se vistieron con pieles para representar las carantoñas, las ‘regaoras’ sacaron sus vistosos vestidos de ‘bayeta’ y los ‘tiraores’ se ataviaron con sus mejores trajes.
La preocupación de los vecinos de Acehúche ante el temporal y la lluvia fue latente durante la mañana. De hecho, Mamen Hernández, mayordoma de esta edición de Las Carantoñas, expresó a El Periódico Extremadura el orgullo y la felicidad que supone tener este papel en la fiesta, así como las ganas que tenía de que las precipitaciones cesasen para que procesionara el santo; un momento que llevaba esperando un año con emoción. No obstante, el cielo se mantuvo gris durante la jornada matinal y el agua cayó unas veces de forma fina y otras con mayor intensidad, pero esto no frenó la salida de San Sebastián. La imagen desfiló con su naranjo a la espalda, como es habitual, pero en esta ocasión la diferencia fue un plástico transparente que protegía del chaparrón la estructura de la figura.
De esta forma, continuó esta tradicional procesión que en más de medio siglo solo faltó a la cita en dos ocasiones, una por el confinamiento causado por el coronavirus y otra que según relatan vecinos como Luciano Macías, miembro de la cofradía de San Sebastián, por culpa de la lluvia hace unos 55 años. Por aquel entonces, en esta localidad cacereña estaban en un proceso de instalación de tuberías y las precipitaciones generaron que el suelo fuera un barrizal.

Los aceucheños se preparan para las Carantoñas / Carlos Gil
La 'Albora'
Sobre las 6.00 horas ya sonaban los estruendos de los cohetes que tiraban los acehucheños, una madrugada donde tuvo lugar la ‘Alborá’, costumbre en la que dos tamborileros eran los encargados de despertar a los vecinos que iban a representar las carantoñas.
Uno de los tamborileros es Jaime Garrido que viene de Montehermoso para tocar, un viaje que lleva realizando por lo menos doce años. Aunque este músico no es de Acehúche, siente la fiesta como uno más: «Yo lo vivo, esta gente me quiere mucho y hago lo posible porque sea así también», respondió este montehermoseño tras una breve pausa, puesto que se emocionó pensando en la respuesta.
Acompañando a Garrido estaba Javier, natural de Plasencia, que participaba por primera vez en una edición de la fiesta. «Conocía la tradición, pero desde dentro se vive de otra manera», resaltó. Entre las canciones que tocaron estos tamborileros estaban ‘La casa del tío Vicente’ o ‘El Redoble’.
Tras este llamamiento, los mayordomos procedieron a ‘regar el romero’, recogido en las vísperas, mientras que los mozos acudían a diferentes cocheras para vestirse de Carantoñas y las mujeres se ataviaban con el traje típico del lugar, denominado ‘bayeta’.
Acto de vestirse
En una de estas cocheras, donde no faltaba la comida y la bebida, situada a pocos metros del Centro de Interpretación del Queso de Cabra y Las Carantoñas, estaba Andrés De los Santos Ventura. El papel de este acehucheño era ayudar a su hijo a ponerse este traje tradicional, que está compuesto por seis pieles que, en especial, son de macho (cabra). Además, la máscara contaba con colmillos de jabalí, pintura roja en la boca para generar un efecto de sangre y las orejas de dicho animal rumiante.
También, estos trajes pueden llevar pieles y orejas de otros animales como zorros, corderos o conejos y elementos decorativos como pimientos secos colgados de las máscaras. Aunque hay elementos que pueden variar en la indumentaria, todos llevan un ramo seco de acehúche u olivo silvestre en la mano.
En general, Las Carantoñas se visten con motivo de una promesa hecha al santo de un año o varios. Según, De los Santos, su hijo, al igual que él, su puso el traje por primera vez por una promesa y sigue por gusto. «Cuando me vestía había muy pocas Carantoñas, seis u ocho y ahora setenta», un incremento «bueno» que hace que esta tradición siga gracias al relevo generacional y mantenga la «fe a San Sebastián».

Así se viven las Carantoñas en Acehúche / Carlos Gil
Sin embargo, en esta tradición no solo se visten los mozos del pueblo, también la gente de más edad. Gonzalo Lorenzo fue el primero de su familia en ponerse el traje de Carantoña, lo vistió durante cuarenta años y su última vez fue hace cuatro, la razón por la cual lo colgó fue una hernia. Una indumentaria que confeccionó Lorenzo y que heredó su hijo .
Antiguamente, las pieles se apretaban a las piernas con cuerdas y los pantalones no eran iguales, por ello tardaban más tiempo. «Tardábamos media hora en prepararnos y ahora en diez o quince minutos», comentó Lorenzo. «Cuando yo empecé a vestirme había diez u once Carantoñas» y ahora continúa la tradición su hijo, Gonzalo.
Una tradición donde Andrés Nolasco participa tanto por una promesa, como por la costumbre o la emoción. «La emoción al ver el santo de frente solo la puede explicar un acehucheño vestido de Carantoña», destacó este joven. Los puntos de más impacto para él son la primera reverencia, la recogida de San Sebastián y la ‘loa’, momento donde «se saltan las lágrimas por dentro». Este joven acehucheño comenzó a vestirse con 16 años, la edad mínima para participar con el atuendo oficial.
Desde el punto de vista de Domingo Julián, acehucheño que se viste por tercera vez, este límite de edad para participar viene por la peligrosidad que puede dar el traje, puesto que son pieles de animales que pesan y dan calor. «Desde pequeño estaba deseando vestirme» y una vez cumplidos los 16 años llegó su ocasión, que fue un momento «inolvidable» que compartió con su mejor amigo. Toda una devoción que este joven dice que le inculcó su padre, un hombre que formó parte durante años de esta tradición.
Otros son los primeros de la familia en participar, este es el caso de Ramón Jiménez que participó por primera vez con las pieles de un compañero y tanto le gustó que siguió unas catorce ediciones más. Aunque el padre, Juan José Jiménez, comentó que nunca se vistió, dice sentirse orgulloso de que sus hijos lo hagan.
Las 'regaoras'
En esta fiesta no solo participan Carantoñas, también ‘regaoras’ y ‘tiradores’. Las ‘regaoras’ o ‘patanas’ son mujeres de Acehúche que van ataviadas con el traje típico del lugar, la ‘bayeta’. Entre ellas está, Maribel Montero, que se preparó para esta ocasión en casa de su madre con un traje y lleva vistiéndolo desde hace años «Tengo fotos vestida con la ‘bayeta’ de cuando tenía 1 o 2 años», relata.
Este traje está compuesto por leotardos, pololos, cancán, enaguas, faldiquera, mandil, justillo, una especie de babero de puntilla y el pañuelo. A este le suman elementos decorativos como collares y pendientes. En el caso de Montero, ella heredó el traje de su madre, a excepción del pañuelo que lucía ayer.
En cuanto a los tiradores, un joven de Zarza la Mayor participa desde hace unos diez años en esta fiesta. Su intención era contribuir de alguna manera en esta tradición y, tras sacarse el permiso de armas, decidió involucrarse como ‘tiraor’, que es el personaje del festejo con menos participación.
Procesión
Una vez vestidas y ataviados con sus respectivos trajes, toda la comitiva se dirigió hasta la casa de la mayordoma, en una calle llena de romero. Tras esta visita, la siguiente parada fue la iglesia de Acehúche, donde recogieron a San Sebastián.
Aunque la lluvia no cesó, esto no frenó la salida del santo y una vez más la imagen salió del templo, el confeti cubrió la entrada y las salvas de escopetas retumbaron y tras ellas, la voz de «viva San Sebastián».
Después de la salida, comenzaron las reverencias de Las Carantoñas. Las salvas de escopetas continuaron, mientras que las ‘regaoras’ escoltaban la imagen de camino a la casa de la mayordoma. En esa parada, Mamen (así se llama) dedicó unas palabras en las que recordó a los que ya no están y mostró su devoción por San Sebastián, un discurso que llenó de emoción a los asistentes, a ella misma y a sus familiares.
La procesión, en su versión corta debido a las lluvias, regresó a la iglesia donde tuvo lugar una misa, acto al que no pudieron acceder Las Carantoñas por ir cubiertas con máscaras.
Hoy, la fiesta se repetirá con el día de ‘San Sebastián Chico’ y, después, los acehucheños volverán a contar los días para volver a celebrar su fiesta más mística y emocional.
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