Encuentro del mundo rural

Jato revienta Cáceres

Santa María, hasta la bandera en el concierto de Soraya Arnelas

Soraya llena Santa María en Jato

El Periódico

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Cáceres

Cientos de personas llenan a esta hora la plaza de Santa María donde actúa la cacereña de Valencia de Alcántara Soraya Arnelas. El concierto es una de las actividades programadas por la Diputación de Cáceres, impulsora de Jato, el encuentro del mundo rural que alcanza su cuarta edición convertido ya en toda una referencia del calendario festivo de la capital.

El gran viaje

Dicen que esta genuina propuesta se diseñó tras la pandemia a imagen y semejanza de ferias turísticas como Fitur, en la medida en que propone a los visitantes un viaje desde Cáceres a todas las comarcas y a todos sus rincones. Sin embargo, es mucho más que eso: Jato es una explosión de multiculturalidad, diversidad, historia y reivindicación.

En su lugar

Jato pone a los pueblos en el lugar que merecen. No hace que sus vecinos emigren, sino que muestren en la capital de la provincia todo su potencial. Es un grito contra la Extremadura vaciada, contra la despoblación, un reclamo en favor de la igualdad de oportunidades y la prueba fehaciente de que el pueblo es el mejor lugar para ser feliz.

Cuando nuestros padres tuvieron que hacer sus maletas en los años 60, buscar sustento en Cataluña y Alemania, dejaron tras de sí el llanto y la desesperación al ver cómo su pasado se truncaba en busca del dorado. Muchos de ellos, hoy en la fase final de sus vidas, han regresado, pero siempre les queda la nostalgia y la tristeza por todo aquello a lo que tuvieron que renunciar.

Hoy, ser de pueblo está de moda. No es una miseria ser rural. En un mundo con urbes masificadas, es posible encontrar paz y trabajo en el lugar que te vio nacer. Eso sí, se necesita para ello la connivencia de la administración. Y la diputación cacereña, que preside Miguel Ángel Morales, es el mejor ejemplo de ello.

Vídeo resumen | El segundo día de Jato

Carlos Gil

Jato ha inundado Cáceres. Es una lástima que el ayuntamiento no haya solicitado la ampliación de horarios para bares y restaurantes. Hay que estar más atentos: la ciudad es una explosión de gente ávida de disfrutar de este encuentro único e irrepetible. Abramos la mente, también los locales, ofrezcamos todo lo que tenemos para recibir como se merece a esta caravana de la ruralidad y a esta Soraya que, también, ha logrado que a los pies de la concatedral no quepa un alfiler.

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