El triste final de José

El Grupo Especial de Seguridad de Cáceres sobre la muerte del hombre que vivió en la calle sus últimos años: "Estaba muy malito. Solo balbuceaba"

Dos agentes de la jefatura fueron de las últimas personas en verlo con vida, tirado en los soportales de la plaza Mayor

Andrés García y Chema Melchor, los policías locales de Cáceres que atendieron a José en sus últimas horas.

Andrés García y Chema Melchor, los policías locales de Cáceres que atendieron a José en sus últimas horas. / EL PERIÓDICO

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Cáceres

La muerte de José, muy conocido en la plaza Mayor, ha causado una profunda conmoción en la ciudad, por lo querido y respetado que era y, también, por los fallos endémicos de un sistema que no pudo evitar su fallecimiento. Dos de las últimas personas en verlo con vida fueron Andrés García y Chema Melchor, miembros del Grupo Especial de Seguridad de la Policía Local de Cáceres.

El sábado por la mañana, otros dos de sus compañeros habían acudido a los soportoles, donde José seguía tumbado desde la noche del viernes. El jueves había sufrido una caída, y los días previos al fatal desenlace los vivió en la calle. Esos policías le preguntaron si necesitaba algo, pero José les dijo que no. Cuando Andrés y Chema entraron en el turno de noche, los hosteleros de la zona los llamaron por teléfono. "Mirad que este hombre está muy malito, que apenas se mueve ya", advirtieron. Y José seguía allí, tirado sobre unas mantas, lleno de sangre, como un escaparate más entre el bullicio vespertino de turistas en la ciudad famosa de la Unesco por ser Patrimonio de la Humanidad. En ese otro escenario, el del patrimonio de la desolación, José trataba de sobrevivir.

Publicación de Fotodenuncia.

Publicación de Fotodenuncia. / Cuca Cordero

Chema y Andrés encontraron a aquel hombre "balbuceando". Alguien les mostró unas fotografías que había colgado Cuca Cordero, una extrabajadora de tienda La Milana que lo conocía personalmente, en el grupo de Fotodenuncia de Faceboock. En ella mostraba imágenes de las piernas del malogrado José y pedía auxilio.

Los agentes se alarmaron. Se miraron y dijeron prácticamente al unísono: "Tiene que venir la ambulancia. Y llegaron los de la medicalizada, lo ayudamos a meterlo en la camilla. Se quejaba. Estaba lleno de heridas. Se lo llevaron. Una penita", explica Chema. "Nos comentaron que hacía unos días vivió el fallecimiento de alguien cercano a él. Decían que se estaba dejando morir".

El testimonio de Chema Melchor aplasta el corazón. Es un capítulo más de la vida de José, un hombre al que las cosas se le torcieron y que terminó viviendo en la calle. Esta tarde familiares y amigos lo han despedido en el Tanatorio San Pedro de Alcántara mientras las instituciones aseguran que hicieron todo lo posible por prestarle ayuda, pero que él no se dejó. Mientras, en la plaza lo tienen claro: "Se merecería que pusieran una estatua para que nadie se olvidara de él".

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