ENTREVISTA
Joan Estévez, mercenario español en Ucrania: “En pleno combate creí que nos iban a ganar la posición. Me despedí de mi familia”
El soldado nacido en Vilac (Lleida) cuenta a El Periódico su experiencia en el frente y denuncia corrupción dentro de las Fuerzas Armadas ucranianas

Joan Estévez, conocido como Espinosa, mercenario español en ucrania

Con una cara recia, pero a menudo al borde del llanto, conteniéndolo, Joan Estévez parece un hombre que lucha más por dentro de lo que ha batallado fuera, y no es poco. Ha estado seis meses en el frente en Ucrania, en la primera mitad de 2023, como francotirador, disparando a invasores rusos en posiciones avanzadas del frente del Donbás.
Una vez vio la muerte muy de cerca, cuenta. Oleadas de soldados rusos se pasaron cuatro días intentando tomar al asalto su posición. En un momento de tensión en plena batalla, cuando creía que iba a morir, hizo algo extraño: sacó su teléfono móvil y grabó un mensaje de despedida para su familia. Es uno de los momentos álgidos, de épica humana y militar, del documental Mercenario (Movistar Plus+) que protagoniza este joven catalán de 39 años, criado en las montañas del Val d'Aran. Su nombre de guerra es Espinosa. Atiende a El Periódico este martes en Madrid para hablar de cómo es la guerra, qué es ser un mercenario y los traumas que todo ello le ha dejado y está intentando superar.
¿Sabes cuántos soldados rusos has matado? ¿Llevabas una cuenta? Sí. Entre 12 y 16. Ocho bajas confirmadas de las que estoy seguro: yo disparo y veo caer al enemigo. El resto son combates en caliente que ves que han caído rusos pero no sabes si les has dado tú o un compañero.
¿Qué sientes en ese momento? El golpe de la culata al disparar [sonríe]. La verdad es que en ese momento no siento nada.
¿Por la adrenalina? ¿Y cuando pasa el momento, por la noche? Por la noche pienso en los compañeros que he perdido, 18 en total. Ahí el batacazo viene después, con los días. No se te olvidan, se te van quedando dentro y entonces llegan los traumas y el estrés. A algunos los llevo especialmente marcados porque han sido bajas bajo mi mando. En Ucrania tengo el rango de sargento primero. Llevaba entre ocho y 12 hombres. Te planteas si han muerto por una mala decisión que has tomado.
¿A qué te refieres? A lo mejor íbamos a defender una posición de tirador con cinco huecos, y yo decía que uno se pusiera en una posición y otro en otra. ¿Y si los hubiera puesto de otra forma?
¿Cuánto tiempo has estado en Ucrania? La primera vez estuve seis meses, de enero a junio, en 2023. Formaba parte de la legión internacional de Ucrania, integrado en el [49.º Batallón de Infantería] Carpathian Sich. Mis compañeros eran sobre todo hispanoamericanos.

José Espinosa mercenario español en ucrania / Xavier Amado
¿Cuál es el momento de más peligro que has vivido allí? Fue un ataque en el que primero bombardearon con artillería nuestra posición y destrozaron nuestra línea defensiva. Luego estuvieron cuatro días intentando ganar nuestra posición con oleadas de infantería. Ellos eran treinta, nosotros ocho. Hubo un momento que estábamos en pleno combate y vi que nos estaban ganando la posición. Me di cuenta de que lo que pasara en los tres o cuatro minutos siguientes decidiría si nos mataban o sobrevivíamos. En ese instante decidí despedirme de mi familia. Les dije al teléfono, mientras estaba combatiendo, que les quería: a mi familia, a mi hijo.
Suena a la I Guerra Mundial, una guerra de trincheras… Es una combinación de esa guerra con lo más moderno que hay ahora. Los drones actúan primero como reconocimiento, vigilan constantemente la zona para controlar tus posiciones, para saber por dónde te mueves. Luego se usan para lanzar granadas, o como drones kamikazes.
¿Cómo son las trincheras ucranianas en invierno? Yo soy un tío del Valle de Arán, o sea que el frío no me afectaba tanto, pero los colombianos por ejemplo lo pasaban fatal. Además, yo tenía buen material para protegerme, pero allí las condiciones de los soldados son pésimas.

Un soldado del ejército ucraniano en una trinchera en el frente de Niu York, Donetsk (Ucrania) / Diego Herrera - Europa Press
¿Qué les falta, con todo lo que se está enviando? De todo. Material, ropa, formación en climatología adversa. Allí ahí hay una corrupción importante. Parte del material que llega desaparece. Luego lo ves en los mercadillos de Kiev (la capital). Los propios soldados lo compran para llevárselo al frente.
¿Qué más has visto que no te haya gustado? El trato de los ucranianos a la gente que ha ido ahí a morir por ellos. Prefieren que mueran extranjeros a que mueran ucranianos. Y eso no está bien. En mi caso, por mi nivel de formación, nunca se me expuso a una misión suicida, pero a la gente sin formación sí.
¿Ucrania usa como carne de cañón a soldados extranjeros? Sí.
Un compañero tuyo se quejaba de que le pagaban poco… Fue de más a menos. Cuando empezó la guerra, yo ganaba entre 3.000 y 3.500 euros al mes. A partir de ahí ya fueron bajando. Luego pusieron una cláusula: el sueldo fijo eran 1.500 euros y la otra mitad se pagaba por estar en zona de peligro. Esos al principio te los pagaban simplemente por estar en segunda línea, que ya se considera que estabas en en zona de combate. Luego se puso otra cláusula que decía que te los pagaban solo si ibas a primera línea. Ha habido soldados que tenían que sobornar al comandante para que los mandaran al frente y cobrar más dinero.
¿Pagar por ir al frente? Hay algunos comandantes que son honestos y otros que no. El asunto es que en Ucrania cada unidad es autónoma. El dinero se da a las unidades y cada una lo gestiona como quiere. Hay algunos comandantes que son unos caciques y que los han intentado matar sus propios soldados.
Con tu experiencia sobre el terreno, ¿crees que la estrategia ucraniana es esencialmente defensiva? La zona donde estaba yo era de aguantar. Estábamos en un una punta de lanza en el frente en el Donbás [en el este del país] y se trataba de resistir ahí para que no tomaran la ciudad de Kramatorsk o la de Sloviansk.
¿Cuál era tu formación militar anterior? Estuvo en el Ejército español en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales tres años y luego en la Legión Extranjera Francesa.
¿Vas a seguir? Ahora mismo creo que no. He sufrido estrés postraumático, pero no es el motivo por el que quiero decidir si quiero seguir en esto. A este nivel, esta profesión no se puede compatibilizar con la vida familiar. Estoy divorciado pero tengo un hijo.
¿Qué le contarás sobre la guerra? ¿Cómo se la describirás? No lo sé. Es un trabajo que tengo que hacer.
Ahora se está negociando para lograr un alto el fuego. ¿Cómo te hace sentir? No veo las noticias, hago un bloqueo total. No me interesa la cuestión geopolítica. Se me va de las manos. Yo me considero un profesional de este sector que fui allí a hacer mi trabajo. Siempre lo intento hacer con unos valores, que es ayudar al país que creo que necesita ayuda. El bien y el mal: Ucrania fue invadida sin ninguna justificación. A partir de ahí, yo fui a trabajar. Luego allí te das cuenta de que no todo es blanco y negro.
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