IZQUIERDA
La carrera pacifista en la izquierda agrieta la relación entre IU y Podemos
La llegada de Antonio Maíllo al partido abrió una luna de miel con los morados que ya dan por zanjada

El líder de Izquierda Unida Antonio Maillo, en una imagen de archivo. / Chema Moya
IU y Podemos ponen fin a la luna de miel que inauguró Antonio Maíllo tras el fiasco de las elecciones europeas y la mala gestión de Yolanda Díaz de las alianzas dentro de Sumar. Han pasado seis meses desde entonces, cuando el recién elegido coordinador federal de Izquierda Unida promovió el entendimiento con los morados, con contactos al más alto nivel con sus máximos dirigentes. Ahora, las relaciones han vuelto a quebrarse al albur de la 'carrera' pacifista que se libra a la izquierda del PSOE, que ha dado paso al enfrentamiento abierto entre ambas fuerzas.
El debate sobre el incremento del gasto militar ha dado pie al choque entre IU y Podemos, que en la anterior legislatura se daban la mano bajo el nombre de Unidas Podemos y que ahora vuelven a mirarse de reojo, conscientes de la pugna por las alianzas ya abierta de cara a las generales de 2027. La posición de Yolanda Díaz ha sido tremendamente ambigua, sin oponerse al incremento del gasto militar pero condicionándolo a la exclusión de la inversión en armas. Mientras, en la coalición de Sumar las posiciones divergían, con formaciones como Compromís, Chunta Aragonesista o el propio IU que exigían un rechazo total a cualquier incremento.
IU, el principal partido estatal de la coalición, ha sido el que más duro se ha mostrado contra el incremento, recordando las raíces de un partido que nació al albur del movimiento anti OTAN. En los últimos días Maíllo ha rechazado el aumento del gasto, además de llamar a movilizaciones pacifistas para pedir también la salida de España de la Alianza Atlántica y el desmantelamiento de las bases estadounidenses. El lunes los partidos de Sumar se reunieron para aunar posiciones de cara a la reunión de Díaz al día siguiente con Sánchez. El acuerdo que se alcanzó fue de mínimos, con el rechazo al "gasto militar" pero abriendo la puerta la incremento del gasto en lo que vienen a llamar "seguridad", una categoría más amplia que incluye ciberseguridad, servicios de inteligencia o cooperación internacional.
En la reunión en Moncloa, la vicepresidenta segunda trató de exhibir ciertas diferencias, rechazando por ejemplo un comunicado conjunto de los socios del Gobierno. Esta escenificación respondió más al intento de aplacar a sus propios aliados en Sumar que a la existencia de unas diferencias reales, que en Sumar rebajan a "matices" o "juego de palabras", al considerar que hay una "posición común" en esta materia.
Presión de Podemos
Además de las diferencias en Sumar, está la presión de Podemos, que busca ganar espacio en la izquierda y se autoerige estos días como el único partido estatal que se opone frontalmente al incremento. "Somos los únicos", han insistido en repetir los principales dirigentes del partido, mostrando su rechazo taxativo a cualquier incremento, vinculándolos directamente a los recortes sociales y responsabilizando a Sumar del incremento por estar dentro del Gobierno.
Una tesis que han sublevado a Sumar, donde ironizan con que "el partido más pacifista de la historia fue el que tuvo el presupuesto más alto en Defensa cuando estuvo en el Gobierno". Pero ha escodido especialmente a IU, que siempre ha mantenido el pacifismo como uno de sus principales ejes, y que en los últimos días ha llegado a responder públicamente a Podemos.
El jueves, el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, se refirió específicamente a los morados en una intervención en Espejo Público, donde "Podemos sacaba un día un general, que ahora lo tiene escondido, ahora son anti OTAN y hace diez años nos decían que era una antigualla", censuró el dirigente andaluz, en referencia al exJemad Julio Rodríguez. El coordinador federal de IU ha venido reivindicando estos días la trayectoria pacifista de las últimas tres décadas en el partido federal.
Las declaraciones de Maíllos provocaron una oleada de críticas por parte de Podemos a través de las redes sociales. También llegaron por algunas de las figuras especialmente simbólicas del partido, ahora trabajando en la plataforma Canal Red, la extensión empresarial de Podemos. Fue el caso de su exportavoz, Pablo Echenique, que atacó directamente a IU. "IU tiene un problema muy serio porque no solo forman parte de un gobierno otanista que abraza el furor bélico y que va a aumentar el gasto militar haciendo recortes sociales. Es que, además, forma parte de Sumar, una coalición que no se opone a esa deriva. De ahí estos nervios".
El comentario de Echenique provocó la respuesta de múltiples dirigentes de IU, que recordaban la posición de Podemos cuando se sentaba en el Consejo de Ministros. "Todos los contratos de exportaciones militares se firmaron en el anterior gobierno en el que estaba Unidas Podemos. Sin presentar ninguna objeción en el Consejo de Ministros. Cosa que ahora no sucede. La mentira no es una buena forma de hacer política", respondía uno.
"Izquierda Unida siempre ha mantenido una clara postura antibelicista y de OTAN NO. Algo que no pueden decir otros", ironizaba otro dirigente municipal de IU, que recordaba la ausencia de Podemos en la última manifestación anti otanista de 2022. "¿Saben qué partido no participó en la misma? Precisamente el que ahora reparte carnets de OTAN NO".
Más allá de Echenique, más directa aún fue la consideración del exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, que acusó a Maíllo de "mentir". "Mentir es patético pero atacar a Julio Rodríguez es pura miseria moral. Garzón ya defendió en un artículo el envío de armas a Ucrania para no perjudicar a Díaz y criticó a Podemos. Maillo hoy hace lo mismo. Buena suerte", ironizaba.
Reunión fallida con Irene Montero
Más allá del contenido, el comentario de Iglesias da cuenta del estado de las relaciones con el coordinador federal de IU. Después del fiasco de las europeas y de la candidatura fallida, Maíllo se puso como objetivo volver a tender puentes con Podemos, con la idea de buscar un acercamiento que facilitara un nuevo acuerdo electoral en caso de un adelanto de las generales. Cuando el dirigente abandonó la política en 2019 lo hizo con la mejor de las consideraciones hacia Pablo Iglesias e Irene Montero.
Y una vez pasadas las elecciones del pasado junio que les enfrentaron en dos candidaturas distintas, Maíllo trató de reactivar esos lazos para retomar la relación. Con ese objetivo mantuvo contactos con Iglesias y llegó a mantener una reunión en Bruselas a finales del año pasado con la exministra de Igualdad, damnificada por el veto de Yolanda Díaz, primero en la lista electoral y después en el Gobierno. En esa reunión, todo saltó por los aires después de que Montero insistiera en la tesis morada: Izquierda Unida "tiene que elegir" entre Podemos o Sumar.
El sentimiento de agravio por Montero es una de los ejes en que pivota la estrategia de Podemos. Mientras Antonio Maíllo planteaba recomponer puentes, con una óptica "un poco ingenua" para algunos cuadros de Sumar, los morados dejaron claro que no había puentes posibles. Había que elegir entre una u otra orilla. El coordinador federal se ha mostrado contrario a ambas actuaciones, tanto los vetos impuestos hace casi dos años a la vendetta de Podemos: "Todo veto es un error, pero lo que no podemos estar que ahora todo gire en torno que como se me vetó, pues venganza", censuró Maíllo la semana pasada en una entrevista en Furor TV.
El enfriamiento entre Podemos e IU lleva meses patente, pero ha sido la pugna por el discurso pacifista que ha expuesto abiertamente las grietas entre ambas fuerzas. Una situación deberá equilibrarse en los próximos meses, donde las autonómicas previstas en Castilla y León o Andalucía obligarán a ambas fuerzas a entenderse.
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