Las mañanas de los bares cacereños

El jamón y las parisinas, estrellas de los desayunos de Cáceres

La avenida de Alemania es, por excelencia y desde hace años, la calle tradicional para la comida más importante del día. Las cafeterías de la vía, conscientes del potencial de los buenos productos extremeños, lo han impulsado dejando de lado otras costumbres de los cacereños como las copas del tardeo, el menú del día o el café tras la comida

Cáceres

La avenida de Alemania es, por excelencia y desde hace años, la calle tradicional para la que muchos consideran la comida más importante del día: los desayunos. Los bares y cafeterías de esta céntrica y transitada vía, conscientes del potencial de los buenos productos extremeños, lo han impulsado, algunos incluso dejando de lado otras costumbres de la población como las copas del tardeo o el café por la comida. En estos desayunos destaca la originalidad de los encargados de los bares, que han dejado volar su imaginación y han creado mezclas de sabores que no dejan de sorprender y atraer a los clientes. Sin ninguna dura, y en lo que coinciden todos y cada uno de los gerentes de los establecimientos de la calle, es que el jamón es la gran estrella de los desayunos.

Jerónimo Muriel.

Jerónimo Muriel. / Carlos Gil

«Viene mucha gente de fuera gracias a los comentarios y estrellas que nos ponen en internet»

Jerónimo Muriel

— Cafetería Lys

Al inicio de la avenida de Alemania se encuentra el bar Lys, que lleva ya 22 años sirviendo sus productos y aprovechando el tirón mañanero de la población cacereña. Su especialidad ya son los desayunos y la gente es conocedora de ello: «Abrimos a las 8 de la mañana, pero hasta las 9 no notamos que empiece a entrar mucha gente. Eso sí, a esa hora el bar se llena porque hay muchas oficinas, empresas, bancos...», dice el gerente del establecimiento, Jerónimo Muriel. Como especialidad, entre las tostadas que ofrecen se encuentra la de cachuela o la ‘pichugui’, que lleva salmorejo. Eso sí, la de jamón también es la más demandada: «Trabajamos el de 50% cebo y 50% bellota». «Hemos logrado atraer también a mucha gente de fuera gracias a las estrellas y comentarios que nos pone la gente en internet», cuenta orgulloso Muriel. Además, asegura que la competencia con el resto de bares del entorno es sana: «Cada uno pone los precios que quiere. Tenemos buena relación entre nosotros», sentencia.

300 desayunos al día

Unos metros más allá en dirección a la estación de autobuses se encuentra también el Neptuno. Daniel Mariscal abre el bar a las 7 de la mañana y asegura que durante un día pueden llegar a repartir hasta 300 desayunos. El precio que tienen para el café más la tostada no supera los cuatro euros y el jamón también es el producto que triunfa. «Tenemos la tostada extremeña -de jamón-, que es la mejor para el verano, y la parisina para el invierno, que es más calentita. Hace 14 años que funcionamos así, y no podemos quejarnos», explica. Mariscal cuenta que «hemos decidido priorizar los desayunos en detrimento de las comidas y los tardeos porque es lo más productivo. La filosofía de la hostelería ya ha cambiado en esta zona porque la población ha envejecido y ya no buscan salir a tomar unas copas. Y los trabajadores también lo agradecemos porque así podemos descansar más». 

Daniel Mariscal.

Daniel Mariscal. / Carlos Gil

«La filosofía de la hostelería ha cambiado en esta zona. Potenciamos los desayunos»

Daniel Mariscal

— Bares El Aljibe y Neptuno

En su objetivo de seguir creciendo, Mariscal y su equipo también regentan desde el pasado mes de junio la cafetería El Aljibe, que se encuentra junto al bay Lys, pero al otro lado de la calle. Se une de esta forma a la cadena de establecimientos de este grupo, que también se ha expandido hacia el sur con otra cafetería en Casa Plata en la que se dedican principalmente a los desayunos y menús del día.

Eso sí, El Aljibe ya era un establecimiento típico para los desayunos de los más madrugadores de la ciudad. Según contó el anterior dueño, Regino Pavón, abrían a primera hora de la mañana y preparaban desayunos como tostadas, churros o las migas, que eran uno de los grandes atractivos: «Tenía un cocinero que era muy bueno y las preparaba genial. Y el jamón de las tostadas es de cerdos que cebo yo mismo en una finca de Monroy», aseguraba.

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