Familia
"Vas a tener un hermanito": cómo gestionar los celos
La llegada del bebé puede dar pie al conocido como síndrome del príncipe destronado y por ello es vital tratar de adaptar al mayor a la nueva situación

"Vas a tener un hermanito": cómo gestionar los celos
Alba Prada Estévez
¡Llega un hermanito! ¡Todos a sus puestos! Y es que la espera del segundo bebé se convierte, en buena parte de las familias, en una mezcla de emoción y preocupación por la reacción del hijo primogénito. En la cabeza de toda madre y padre no dejan de sucederse miedos en torno a la posibilidad de que el hermano mayor lo pase mal al sentirse desplazado por el futuro miembro de la casa. No obstante, normalmente no hay que preocuparse demasiado porque los celos son una emoción natural y, en principio, irán desapareciendo conforme el niño se adapte a la nueva situación. Así lo explica la psicóloga sanitaria que ejerce en el gabinete de psicología CAFI en Santiago, Paula Martínez: "Los celos no dejan de ser algo adaptativo. El niño está acostumbrado a una rutina en la que siempre estuvo él acompañado de sus papás, y de pronto llega un bebé que modifica la situación. Percibe los cambios en el entorno y se pregunta de qué manera le van a afectar a él", indica la experta.
De hecho, señala que los niños notan que se avecinan novedades ya durante el embarazo porque "a veces las mamás no lo llevan muy bien, o están cansadas y juegan un poquito menos, y claro, ellos ya empiezan a intuir que no todo va a seguir igual", señala.
La experta reitera que los celos suelen ser temporales, "pero si ya llevamos varios meses y el niño lo sigue pasando mal, entonces sí que hay que buscar algo de ayuda profesional. Con todo, en principio son naturales y los padres tienen que hacer todo lo posible para que no se cronifiquen", recuerda.
Dependiendo del niño, explica Paula, los celos se manifestarán de una u otra forma. "Hay pequeños que son más introspectivos y a lo mejor no los muestran tanto y otros los manifiestan más abiertamente", indica. "Eso sí, el cambio va a estar siempre ahí y será más intenso o menos según la personalidad del niño y según el contexto", aclara.
Señales del síndrome del príncipe destronado
Cuando un niño siente celos, indica Paula, ya lo suele manifestar claramente, pero en caso de que no sea así, existen señales precisas que indican que el pequeño sufre el conocido como síndrome del príncipe destronado. "Hay cambios en el comportamiento. Está más triste o tiene más rabietas. Las reacciones dependerán del momento evolutivo en el que se encuentre porque no es lo mismo un niño de dos años que de tres. A este último su proceso cognitivo ya le permite entender un poco mejor la situación", explica.
Síndrome del príncipe destronado
El nacimiento de un hermano puede provocar en el hasta entonces hijo único el conocido como síndrome del príncipe destronado. Es decir, los celos que surgen cuando los padres tienen que dividir las atenciones y los cuidados entre dos. Dejar de ser el único niño de la casa a ser el hermano mayor es un cambio intenso para ellos y los celos forman parte de la evolución normal de los pequeños.
Normalmente, se percibe también que están más serios y más demandantes de afecto y cariño. Antes a lo mejor se iban a dar un paseo tranquilamente con la tía o los abuelos y ahora igual ya no les apetece tanto y prefieren estar más tiempo en casa", dice.
Cómo actuar
Ante el nacimiento de un hermano, es importante estar pendientes de lo que necesita el mayor y aportarle ese cariño extra que pide y explicarle la nueva situación. Lo principal es, según explica la psicóloga, intentar que note lo mínimo posible el cambio. "Lo que no podemos es de golpe mandarlo a otra habitación o a cenar con la abuela".
Además, Paula aconseja incluir al hermano mayor en todas las actividades básicas que se hagan con el pequeño. Es decir, pedirle ayuda para bañarlo o para cambiar los pañales. "Aunque no pueda hacer mucho, siempre puede pasarnos la crema del pañal o el champú".
Igualmente, advierte de que hay que tener mucho cuidado con la discriminación positiva. "Muchos padres deciden hacer cosas especiales con el mayor y les dicen que es ‘tiempo para ellos’, pero eso genera dudas en los niños porque se dan cuenta de que si hacemos cosas especiales con ellos, entonces también las haremos con el otro hermano. Y es que aclara que no debemos tratarlos de forma diferente, sino integrarlos en esta nueva realidad. Teniendo esto en cuenta, indica, tampoco hay que ridiculizar al bebé para hacerle sentir mejor. "Es un error decir ‘es un llorón’ o ‘hace mucha caca’". Al revés, la experta indica que hay que explicarle por qué se comporta así "diciéndole, por ejemplo, ‘cuando tú eras pequeñito también llorabas mucho y te cantábamos una canción para calmarte’", dice. "Hay que tratar de normalizar los primeros meses, que van a ser duros siempre".
Desaconseja precisamente por lo mismo, porque el niño debe adaptarse a la nueva realidad, que los familiares que vengan a visitar al recién nacido presten más atención al mayor. "Sería de nuevo discriminación y tenemos que concienciar al hermano mayor de que el bebé es un nuevo miembro de la familia y es muy importante".
La experta recalca también que es fundamental cuidar mucho lo que se dice delante del primer hijo y evitar que el entorno haga comentarios del tipo: "ahora tienes un hermanito y te van a querer menos", subraya. "Es importante evitar cualquier tipo de comparación o amenaza hacia el abandono porque en realidad muchas situaciones de celos son debidas a que el niño ha escuchado comentarios de esta clase". Y es que en otras generaciones han repetido hasta la saciedad esta clase de "bromas" que, en realidad, son una bomba de relojería que merman la seguridad y confianza de los pequeños.
"Es importante evitar cualquier tipo de comparación o amenaza hacia el abandono porque en realidad muchas situaciones de celos son debidas a que el niño ha escuchado comentarios de esta clase"
Nunca comparar
Los celos pueden aparecer no solo en el momento en el que nace el hermano, sino en cualquier situación futura. A veces parece que exista una especie de competitividad entre hermanos. La psicóloga deja claro que esto no es así, cualquier competitividad es provocada por una mala gestión de los adultos. "A veces lo hacemos con el piloto automático y no somos conscientes, pero cualquier comparación es odiosa. Cada uno es único y maravilloso tal y como es y esto es lo que tenemos que transmitirles".
La experta recalca que aun así los celos pueden surgir de forma espontánea porque entre ellos se ven diferente, pero somos los adultos los que tenemos que encargarnos de explicarles que cada uno es distinto y "debemos dejarles claro que la diferencia no es un defecto, sino un rasgo identificativo. De esta forma aprenderán a amarse más a sí mismos y cuando uno se ama mucho a sí mismo ya no se compara con los demás".
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