Conflicto

El PKK anuncia un alto el fuego y su futuro desarme tras el llamamiento de su líder

Abdullah Öcalan, líder de la guerrilla kurda encarcelado en Turquía desde 1999, pidió a la guerrilla el pasado jueves la entrega incondicional de las armas y la disolución del grupo

Una concentración en Roma para pedir la líberación de Abdullah Öcalan.

Una concentración en Roma para pedir la líberación de Abdullah Öcalan. / EP

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Estambul

La milicia kurdoturca del PKK, cuyo líder encarcelado, Abdullah Öcalan, pidió este jueves en una declaración histórica la disolución del grupo y la entrega de las armas, ha aceptado este sábado seguir el llamamiento de Öcalan y declarar un alto el fuego que sirva, en el futuro próximo, para terminar con un conflicto de más de cuatro décadas.

El PKK fue creado por el propio Öcalan en 1984, y en su conflicto con el Estado turco han muerto más de 40.000 personas, tanto en manos del grupo, considerado terrorista tanto por Turquía, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, como en manos de operaciones del Ejército turco, tanto en el sur del país anatolio como en el norte de Irak y de Siria

En la actualidad, el liderazgo militar del grupo, de hecho, ha sido completamente expulsado de Turquía, y se concentra, sobre todo, en las montañas del Kurdistán iraquí de Qandil

“Nosotros, como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK en sus iniciales en kurdo), estamos de acuerdo con el contenido del llamamiento y declaramos que, por nuestra parte, reconocemos todas las necesidades que emergen de ese llamamiento, y lo acatamos. Paramos todas las hostilidades a menos que seamos atacados”, ha dicho en un comunicado la milicia a través de su agencia de noticias afín, ‘Firat’.

“Más allá de esto, cuestiones como la entrega de las armas tan solo pueden ser llevadas a la práctica bajo el liderazgo activo del líder, Apo (el mote de Abdullah Öcalan, que usan sus seguidores)”, ha continuado el comunicado de la guerrilla, pidiendo así, para la continuación del proceso, la liberación de Abdullah Öcalan, en la cárcel en Turquía desde 1999.

Dudas en el proceso

Esta no es la primera vez que Turquía y el PKK se asoman ante un posible acuerdo de paz. Eso ya ocurrió en 2013, cuando las dos partes llegaron a un alto el fuego roto violentamente en 2015. Desde entonces, el grupo ha sufrido grandes pérdidas en territorio turco e iraquí, y tan solo mantiene fuerte su aliado en el noreste de Siria, las milicias kurdosirias de las YPG, que sirvieron de punta de lanza a Washington en su guerra contra el Estado Islámico (EI).

Ahora, sin embargo, las YPG viven bajo la amenaza de una ofensiva militar de las nuevas autoridades exrebeldes de Damasco —tras la caída de Bashar al Asad— si este grupo no se disuelve y entrega su territorio al nuevo Estado sirio. Los expertos consideran que, con el alto del fuego declarado por el PKK, un acuerdo en Siria es ahora algo más fácil. 

A pesar de esto, las dudas siguen siendo muchas. “La verdad es que no sabemos mucho de todo lo que está ocurriendo. Desconocemos si el llamamiento de Öcalan viene tras mucho tiempo diseñando todo el proceso con Öcalan o con la cúpula en Qandil, quien realmente manda. Y eso es un problema: pedir desarme incondicional sin antes establecer unos términos de negociación es una barbaridad. No solo en cuestión de memoria colectiva kurda, que ha sufrido daños irreparables, sino también en términos de aspectos técnicos”, explica a este periódico Baris Tugrul, experto en la guerrilla y profesor de la Universidad de Hacettepe, en Ankara, que continúa: 

“¿Qué van a hacer miles de guerrilleros que no saben nada más que luchar? Eso es lo han hecho en toda su vida. No sabemos nada. ¿Va el gobierno turco a poner en libertad todos los presos políticos y quitar los administradores nombrados en lugar de alcaldes electos kurdos? Espero que haya un acuerdo detrás de todo esto y que este acuerdo sea de garantías en estos términos. Pero hasta la fecha no sabemos nada”.

En Turquía, así, el gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha estado vendiendo a la prensa y a la población este proceso no como un proceso de negociación sino como una invitación a la guerrilla a que se rinda. En ningún caso, Erdogan, nadie de su partido ni su aliado ultranacionalista —quien ha liderado los contactos— han hablado nunca de concesiones ni negociaciones, ni con Öcalan ni con Qandil, sino de aplastar y terminar definitivamente con el grupo. 

“Los esfuerzos para una Turquía libre de terrorismo han entrado en una nueva fase —dijo Erdogan este viernes—. Tenemos ante nosotros una oportunidad para derrotar el muro de terrorismo que tenemos ante nosotros. Seguiremos de cerca si este proceso que ha empezado se cumple. Y tomaremos toda medida necesaria en caso de que recibamos cualquier provocación”. 

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