Tras el asesinato de Belén Cortés

Los educadores sociales extremeños: "No vamos a permitir que ahora se estigmatice a nuestros niños"

Defienden su trabajo para dar oportunidad a los menores, "que ya vienen bastante dañados", de tener una vida normalizada

Denuncian bulos sobre los presuntos autores del asesinato de Belén Cortés que buscan fomentar el odio a los extranjeros

Minuto de silencio en memoria de Belén Cortés en las puertas de la Facultad de Formacion del Profesorado de Cáceres.

Minuto de silencio en memoria de Belén Cortés en las puertas de la Facultad de Formacion del Profesorado de Cáceres. / UEX

Cáceres

El asesinato de Belén Cortés a manos presuntamente de tres menores que cumplían medidas judiciales en un piso tutelado de Badajoz hace justo una semana ha sacado a la luz la necesaria función social que cumplen los trabajadores de los servicios sociales, tanto de los sistemas de protección como de reforma, pero también las situaciones complejas que viven en su día a día y las carencias de las que llevan años advirtiendo.

Reconocen que en ocasiones viven situaciones muy desagradables y en algunos casos se acostumbran a sufrir insultos e incluso amenazas, pero por encima de todo está su profesión de educadores sociales y la misión que tienen con los menores que por múltiples circunstancias viven alejados de sus hogares y de una vida normal, tanto en el sistema de protección como en el de reforma. «A veces normalizamos situaciones que no deberíamos, por eso cuando alguien se atreve a denunciar a algún menor, que nos cuesta una vida, nos sentimos muy mal porque sabemos que no dejan de ser niños que en muchas ocasiones no han conocido otra cosa más que la violencia y que no tienen otra forma de relacionarse con los demás», cuenta Inés Solomando, la secretaria general del Colegio Profesional de Educadoras y Educadores Sociales de Extremadura

Reconducir sus vidas

Por eso, ante hechos tan excepcionales como lo ocurrido en Badajoz, estos profesionales dicen que no van a permitir que se estigmatice a una población que ya arrastra mochilas demasiado cargadas. «No vamos a consentir que se señale ahora a nuestros niños por la calle, en los institutos o en cualquier recurso. Son menores que ya vienen bastante dañados de situaciones complicadas con los que estamos trabajando mucho para reconducir su situación personal y que poco a poco se vayan sintiendo mejor y tengan una vida lo más normalizada posible dentro de sus circunstancias», sostiene Solomando.

Y pese a la complejidad, lograr una vida estable y normal, es posible. Solomando defiende que hay muchos menores con situaciones complicadas que consiguen reconducir sus situaciones. «Algunas veces no se consigue, pero hay un trabajo detrás enorme de muchos profesionales, aunque también hay decisiones que no están en nuestras manos: lo que hagan las empresas, la administración, la fiscalía o la judicatura». 

No son menas

En este sentido, denuncia una campaña de bulos que ha circulado por las redes sociales achacando el crimen a menores extranjeros no acompañados, conocidos como menas, que nada tienen que ver con los hechos en la Urbanización Guadiana. «No vamos a consentir tampoco que se fomente el odio al que viene de fuera, al extranjero, y lo vamos a denunciar», concluye.

Manifestaciones

Y este, entre otros, será uno de las proclamas que lancen en la manifestación convocada el próximo sábado, 22 de marzo, en Badajoz (saldrá a las 12.00 horas de la plaza de España) para condenar el asesinato de Belén y también reclamar mejoras para estos profesionales.

De hecho, la convocatoria no está organizada solo por los educadores sociales, sino que es fruto de una mesa de trabajo que ha unido tras la tragedia a otros colegios profesionales de la región como el de psicólogos y de trabajo social, así como a distintas asociaciones profesionales de integración social, a la plataforma de los programas de familia y a diferentes centrales sindicales de la región. "Será una manifestación sin banderas ni logos, ni de las entidades ni de los sindicatos". Tras la marcha, se leerá un manifiesto en el que expondrán su situación y sus demandas para que hechos tan trágicos no vuelvan a suceder.

No será la primera protesta en la región desde que sucediera el crimen de Belén hace hoy una semana. Los trabajadores del Marcelo Nessi de Badajoz, los vecinos de Castuera de Belén o los trabajadores y estudiantes de la Facultad de Formación del Profesorado de Cáceres, donde se imparte el grado de Educación Social, también han salido a calle esta semana para condenar los hechos y denunciar la condiciones laborales de quienes se encargan de cuidar y reeducar a estos menores.

Una realidad silenciada

"La pérdida de Belén nos duele, nos indigna y nos obliga a alzar la voz porque, de alguna forma, era compañera nuestra, formando parte de una comunidad de profesionales dedicados a la intervención social y socioeducativa en la que nuestra facultad tiene una gran responsabilidad”, señaló durante la protesta Rocío Yuste, educadora social y profesora del Grado en la UEx. Yuste denunció las malas condiciones laborales de los educadores sociales: “no podemos permitir que quienes dedican su vida a acompañar y cuidar a los demás lo hagan en las condiciones de inseguridad y desprotección que todos conocemos. El riesgo psicosocial en estas profesiones es una realidad silenciada, y lo peor de todo ello es que se les exige asumirlo como si fuera una parte del propio trabajo”.

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