Catástrofe en Valencia
Emergencias mandó vigilar el Poyo en Paiporta a las 12.48 horas el día de la DANA
La desconexión del Cecopi con lo que ocurría en la rambla por la tarde contrasta con la movilización de efectivos por la mañana, con el 112 pendiente de l'Horta Sud
Los bomberos enviados a vigilar el barranco regresaron a la base a las 15 horas

Puente del barranco del Poyo con escala, tras la dana. / Francisco Calabuig
La Generalitat era consciente del peligro que podía encerrar el barranco del Poyo para l’Horta Sud de Valencia, pero en algún momento dejó de prestarse atención, a pesar de las poderosas señales que emitía, incluida la inundación en Chiva, en su cabecera, desde primera hora, y su brutal e imparable crecida a partir de las 17.40 horas de la tarde. Cinco meses después del trágico 29-O, esa es la conclusión a la que podría llegarse a falta de la luz que pueda arrojar la investigación judicial, con las declaraciones en las próximas semanas de la exconsellera Salomé Pradas y su entonces secretario autonómico Emilio Argüeso, como investigados; además de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, y el presidente de la diputación, Vicent Mompó, como testigos.
Aquella mañana, el mapa de riesgos parecía claro. Tras las intensas lluvias en el interior durante la madrugada y las primeras horas del día, los dos focos de atención estaban definidos: el río Magro y el barranco del Poyo. Tras la información facilitada por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat emite dos avisos fundamentales ese día, las dos primeras alertas hidrológicas: a las 11.45 horas, para el río Magro, y a las 12.20 horas, para la rambla que atraviesa l’Horta sud.
Aquello activó los protocolos establecidos. La Generalitat emitió el aviso especial y lo publicó en redes sociales (avisando de que la tendencia era ascendente, con lluvias en cabecera, y recordando que los municipios deben observar la evolución y adoptar medidas preventivas para evitar que la población se acercara a las riberas). Además, se realizó un envío masivo de correos a autoridades, policías, alcaldías y departamentos de protección civil de los municipios atravesados por el Magro y por el Poyo (Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Benetússer, Catarroja, Quart, Xirivella, Cheste, Chiva, Godelleta, Loriguilla, Llocnou, Massanasa, Paiporta, Picanya, Riba-roja, Sedaví y Torrent).
La Generalitat no se quedó ahí. A las 12.30 horas, internamente, Emergencias de la Generalitat solicita activar una orden para “vigilar el nivel del río” en el puente de Carlet, en lo que respecta al Magro; “y en la rambla del Poyo (Torrent)”, por “riesgo de desbordamiento de cauces”. La comarca de l’Horta ya aparece en el mapa de riesgos.
Así figura en las comunicaciones internas a las que ha tenido acceso Levante-EMV entre el 112 y las diferentes agencias conectadas en la gestión de las emergencias (Bomberos, Guardia Civil de Tráfico, Adif, Ferrocarrils, CICU, policías locales, Policía Nacional, etc). En ese mensaje, solicita abrir una carta, que es como se conoce a las órdenes en la que se van volcando la información relevante de cada incidente.
Medición visual
Esa orden se tramita. Un cuarto de hora después, a las 12.48 horas, la sala ‘EmerGen’ de la Generalitat confirma que “tras consulta con el coordinador de los Bomberos del Consorcio de Valencia con relación a la movilización de Bomberos Forestales por alerta hidrológica, dan visto bueno para su activación”. Las “zonas afectadas”, continúa la respuesta, son dos: el río Magro, en el área del puente de Carlet, y el barranco del Poyo, en las “áreas Torrent-Picanya-Paiporta”. El autor del mensaje reclama además que los bomberos reflejen las unidades movilizadas.
El protocolo parece impecable. La actuación se ajusta a lo indicado en el Plan Especial de Inundaciones de la Comunidad Valenciana. Según ese documento, para el seguimiento de caudales de ríos o barrancos el Centro de Coordinación de Emergencias cuenta con las confederaciones hidrográficas, los municipios y los servicios de intervención, desde los agentes medioambientales de la Generalitat, la Guardia Civil y las policías locales de los municipios afectados, hasta las comunidades de regantes o bomberos forestales de la Generalitat, que son unidad básica de intervención y tienen entre sus competencias la medición de las escalas instaladas en los ríos.
Este martes, precisamente, el inspector jefe del Cuerpo Provincial de Bomberos, José Miguel Basset, confirmó esta operativa. Habló en la comisión de investigación de ese envío de unidades de bomberos forestales, tanto a Carlet, donde ya se encontraron serios problemas, como al barranco del Poyo. No a los pueblos de l’Horta indicados en la carta, sino más arriba, en Chiva.
La información disponible confirma que los servicios de la Generalitat y el consorcio de bomberos eran conscientes tanto de la crecida del Poyo como de la vulnerabilidad de los municipios de l’Horta. Esa mañana había llovido con fuerza. Hay una primera crecida que es la que activa la alerta. Según los registros del caudalímetro de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a la altura de Riba-roja, el nivel sube de cero a 260 m3/sg en un intervalo muy corto, de apenas cuarenta minutos. Desde las 10:55 a las 11:40. Son datos públicos, disponibles en el sistema de seguimiento de caudales (SAIH). [Esa información también va llegando por correo a tres direcciones: la Sala de Emergencias de la Generalitat (EmerGen), Proteción Civil y Delegación del Gobierno. En las horas siguientes, la propia consellera Salomé Pradas lanzaba un tuit (14.20 horas) recordando las alertas en ambos escenarios, también el Poyo, y pidiendo precaución.
Por qué dejó de mirarse
Con todos los protocolos activados, ¿qué ocurrió para que dejara de mirarse al barranco? Fuentes sindicales (CC OO) de los bomberos forestales de la Generalitat explicaron que la unidad del parque de Buñol, enviada a medir el caudal en el barranco del Poyo a la altura de Chiva, fue retirada pasadas las 15 horas. “Por ahí siempre está seco, y bajaba un río, aunque no las cinco veces el Ebro que bajó más tarde. Los compañeros llevaban la comida y les ordenaron volver a la base”, comentan. El inspector jefe del Cuerpo de Bomberos, José Miguel Basset, matizaba esa versión este martes: “Según me dijeron mis técnicos, llegaron a la escala de medición del Poyo. Observaron un caudal. No era preocupante ni mucho menos. Se trasladan a otro punto de la población de Chiva a hacer una medición. Y al rato vuelven a ese punto de la escala del barranco del Poyo e informan: ‘El nivel ha descendido, son las dos y media, instrucciones’. No es lo mismo, ni parecido”, matiza Basset, que concluye: “Si tú me informas, que eres la unidad a pie, que el nivel ha descendido, no sé qué hago aquí, son las dos y media, tengo ganas de comer -voy a decirlo así de claro, aunque se quede grabado me da igual-, qué hago”, desliza Basset. No está claro si esas dos unidades fueron las únicas enviadas a medir escalas. Basset no dio más información. Como ya publicó este diario, la rambla del Poyo cuenta con escalas en Chiva, Cheste, Riba-roja, Paiporta, Picanya o Massanassa. Levante-EMV. ha preguntado en varias ocasiones estos meses a Emergencias sobre esa vigilancia, sin obtener respuesta.
A esas horas, entre las dos y las tres, el río Magro está dando muchos problemas en su parte alta y se ha decretado ya el nivel 2 de Emergencia en la plana de Utiel-Requena. A las 14.09 horas, los Bomberos del Consorcio de Valencia ya habían informado internamente: “Las brigadas no pueden acceder al municipio de Utiel. No pueden comprobar si el río Magro se ha desbordado”.
Antes del Cecopi, aún pendientes del Poyo
A las 15.12 minutos, el subdirector general de Emergencias, el funcionario Jorge Suárez, informaba a través de À Punt desde el centro de mando de la Generalitat en l’Eliana: “Que estemos centrados en la plana de Utiel no quiere decir que hayamos olvidado la Ribera. Toda esa lluvia en cabecera es lluvia que va bajando. Estamos haciendo seguimiento de todos los barrancos, […] también del barranco del Poyo. Es importante insistir: es una situación que debemos evitar cualquier tránsito y evitar cualquier zona próxima a un barranco”.
La lluvia da un respiro
Lo cierto es que mientras se agrava la situación en el Magro, parece que se relaja la mirada sobre el Poyo. Hay un parón hidrológico. Según el SAIH, ese aumento del caudal que origina la alerta hidrológica por la mañana va menguando poco a poco hasta situarse en apenas 28,7 metros cúbicos por segundo. En la Ribera Alta y este de la Hoya de Buñol las precipitaciones perdieron intensidad a media mañana, pero siguieron afectando con persistencia muy fuerte o localmente torrencial a localidades de la Plana de Utiel-Requena y el oeste de la Hoya de Buñol.
Las tormentas más adversas del día se formaron poco después de las dos del mediodía, con varias células supertornádicas y de lluvias explosivas, con récords en Turís y Chiva. Falta muy poco para que el Sistema Automático de Información Hidrológica, el famoso SAIH de la Confederación del Júcar, vuelva a dispararse hasta situarse en los números que por la mañana habían llevado a Emergencias a decretar una alerta hidrológica que nunca se había llegado a desactivar. A partir de las 17:10 de la tarde se pasaría de los 95 m3/sg a los 1.199 m3/sg en apenas una hora. El Cecopi estaba ya reunido con todos esos datos actualizados cada cinco minutos, aunque parece que no se prestó atención. Más de dos millones de litros de agua pasaban a las siete de la tarde por el punto de aforo de Riba-roja de Túria. Un auténtico ‘tsunami’ que se llevó por delante el medidor a las 18:55 con un registro de 2.282 m3/sg. A esas horas, toda la atención en el Cecopi estaba en el riesgo de rotura de Forata. La CHJ tampoco informa de viva voz de esa crecida del Poyo.
Servicios desbordados
De las propias comunicaciones internas también se desprende que la situación para los servicios de emergencias comenzó a desbordarse, con atención a otros frentes. Un escenario multiemergencia se estaba desplegando. La falta de actualización en las comunicaciones internas entre EmerGen y las agencias desde las dos de la tarde insinúan un colapso. El Cuerpo de Bomberos recibió 3.250 'cartas de servicio' entre ese día y la madrugada, y 2.800 eran con petición de rescates.
La carpeta que se abrió (llamada genéricamente ‘caso’) y donde se va informando de los hitos más importantes de la jornada dentro del sistema de comunicaciones interno, apenas suma información. No más de 20 entradas entre las 11.00 y las 20.00 horas.
Allí se incluían únicamente los hitos más importantes, como las alertas, los cambios en niveles de emergencia o las órdenes de vigilancia; aún así, una veintena de mensajes, en plena emergencia desatada, se antojan muy pocos. Apenas hay información desde el mediodía. Y nunca se informa del desbordamiento del Poyo. Tampoco de qué vieron o no vieron los bomberos forestales en esa primera (y al parece única) incursión para controlar visual y personalmente los niveles de agua en los barrancos.
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