OPINIÓN

Extremadura, punta de lanza de la transición energética

Extremadura reúne las condiciones idóneas para liderar la transición energética en España, pero la limitación legal de inversión a las empresas distribuidoras por una parte y a Red Eléctrica de España por otra, pone en serio peligro su desarrollo

Fernando Doncel, Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Cácere

Fernando Doncel, Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Cácere / EL PERIÓDICO

FERNANDO DONCEL *

Extremadura es la región española con mayor contribución de energía solar al sistema eléctrico español, con 7.868 MW instalados en fotovoltaica, y 850 MW en 17 centrales termoeléctricas solares, de las cuales 8 posibilitan la generación energética nocturna por contar con almacenamiento térmico mediante sales fundidas.

Este sistema de almacenamiento energético en forma de calor, aunque es el más ingenioso, no es el único, dado que los embalses extremeños suman una capacidad del 25% de la capacidad total nacional; y eso supone una gran oportunidad para almacenamiento de energía en forma potencial; de este modo la hibridación de solar y/o eólica con la hidráulica, puede ser determinante porque se remontaría agua ya turbinada a los embalses con energía gratuita, para ser utilizada cuando se necesite.

Y es que el almacenamiento energético sigue siendo uno de los mayores retos tecnológicos para viabilizar la transición energética. En eso Extremadura también tiene mucho que decir, dado que es aquí donde ya está funcionando el Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético, el cual debe estar cerca de la industria, y eso también está alineado con todas las ventajas que ofrece nuestra región para la ubicación de empresas industriales, como por ejemplo la fábrica de diamantes de Trujillo, que se ha instalado en un lugar donde puede generar, mediante su gran planta fotovoltaica, la gran cantidad de energía que precisa para su funcionamiento.

Alineados con el desarrollo del almacenamiento energético, y la idoneidad de Extremadura, están otros proyectos del sector como la gigafactoría de baterías de Navalmoral, la fábrica de cátodos de Mérida, la extracción mineral, etcétera. Y todo eso con un ingrediente fundamental: el hecho de que la Universidad de Extremadura está en la primera posición de las universidades españolas en el Ranking de Shanghái en Ingeniería Eléctrica y Electrónica.

No obstante, el consumo sigue aumentando, solo en 2024 ha aumentado un 1,6% en España, junto con grandes nuevas industrias ya mencionadas están la fábrica de cartón en Navalmoral de CL Grupo Industrial o las ampliaciones de la fábrica de transformadores de FARAMAX en Malpartida de Plasencia o de la biorrefinería en Hervás de NATAC, entre muchas otras, y el interés mostrado por implantar grandes centros de datos, cuyos proyectos se están cayendo porque no pueden ser atendidos por una red que se nos queda más pequeña cada día; lo cual tiene aún menos sentido teniendo la generación renovable que tiene Extremadura.

Para conectar la energía renovable con los clientes necesitamos una red eléctrica solvente más potente. Que depende de las siguientes claves:

1 ª de la planificación de la red de transporte, que es la que define la infraestructura de Red Eléctrica (REE) en Extremadura, y de la que depende nuestro futuro para los próximos años. Este proceso de planificación está en marcha, y las distribuidoras están haciendo sus planes de inversión. Cada 5 ó 6 años hay una nueva replanificación.

2ª de la limitación de inversión en redes de distribución al 0,13% del PIB, que afecta a las empresas distribuidoras, y en Redes de Transporte al 0,065% del PIB, que afecta a REE.

Esta limitación es legal y viene impuesta por el Real Decreto 1048/2013, con el cual se había funcionado muchos años sin problema, pero las nuevas industrias y centros de datos demandan urgentemente un mayor desarrollo. Esta obsolescencia del límite de inversión ha sido reconocida tanto por el gobierno central como por el autonómico. Pero hasta ahora lo único que se ha realizado es una consulta pública por parte del Ministerio de Transición Ecológica en junio del año pasado, y un borrador de la nueva planificación que exigiría triplicar el límite actual de inversión para recuperar el retraso acumulado, pero esta demora en pasar a la acción ya está empezando a provocar pérdida de oportunidades en Extremadura.

A este respecto la Agencia Internacional de la Energía planteaba la necesidad de invertir un euro en redes por cada euro de inversión en renovables; y el estudio ‘Grids for speed’ de Ernst&Young, que España debería invertir 4.300 millones anuales en lugar de los 2.000 millones actuales.

Mientras tanto, la transición energética sigue la hoja de ruta del Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático, que supone la sustitución total de las energías de origen fósil por energías renovables, para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. La realidad es que la descarbonización de la industria precisa de conexión a red, y esto implica la urgente ampliación de nuestra red eléctrica. Solo así podríamos consolidarnos como la punta de lanza de una transición energética que ha pasado de ser un objetivo a convertirse en una exigencia.

*Fernando Doncel es decano del Colegio Oficial de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Cáceres

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