Tribunales

Confiesa haber violado al hijo de su pareja desde los 3 a los 10 años

El acusado acepta una pena de 14 años de prisión por las agresiones sexuales, corrupción de menores y producción de pornografía

Confiesa haber violado al hijo de su pareja desde los 3 a los 10 años

Confiesa haber violado al hijo de su pareja desde los 3 a los 10 años / Ignacio Cabanes

Ignacio Cabanes

Valencia

Durante siete largos años sometió a todo tipo de agresiones sexuales al hijo de su por entonces pareja sentimental. Desde que el pequeño apenas tenía tres años hasta que cumplió los diez, en diciembre de 2021, cuando se destapó la pesadilla que había vivido el menor. El pederasta, que además grababa y fotografiaba los abusos y violaciones, compraba la voluntad del niño con regalos y cuando se negaba a cumplir sus deseos sexuales le castigaba y le amenazaba con tirarle la PlayStation por la ventana. El acusado de estos graves hechos no tuvo reparos ayer en confesarse culpable ante el tribunal, y aceptó una pena de catorce años de prisión por un delito continuado de agresión sexual, corrupción de menores y producción de pornografía infantil.

El pedófilo confeso, que hoy mismo cumple 42 años, se encuentra en libertad a la espera de que se le notifique la sentencia, aunque al tratarse de un acuerdo de conformidad –en el que todas las partes solicitan la misma pena– ya sabe que los próximos catorce años los pasará entre rejas.

Los hechos, juzgados ayer en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia, se produjeron entre 2014 y 2021 en el domicilio familiar, en una localidad de l’Horta que este periódico no revela para preservar el anonimato de la víctima. El acusado, que carecía de antecedentes, aprovechaba que su pareja, madre del menor, trabajaba en el turno de noche para, «con ánimo de satisfacer su deseo sexual y sin que mediara violencia o intimidación», entrar en la habitación en la que dormía el pequeño para, primero hacerle tocamientos, y posteriormente someterlo a agresiones con acceso carnal.

Amenazaba al menor con tirarle la PlayStation por la ventana si no accedía a sus lascivos deseos

Nadie del entorno familiar detectó lo que estaba ocurriendo en la casa, tampoco los sanitarios en las revisiones médicas del menor, pese a que según los hechos probados, hubo penetraciones siendo apenas un niño. De hecho, en la cámara Gesell el menor detalló cómo se producían dichas violaciones, en las que su padrastro lo colocaba en una banqueta.

Pese a la negativa de su víctima, quien reiteradamente le decía que parara y que le hacía daño, el pederasta confeso siguió aprovechando las ausencias de la madre para continuar con las agresiones sexuales al menor. Cuando el pequeño se negaba, su padrastro le castigaba, dejaba de hablarle o le amenazaba con quitarle la videoconsola y tirarla por la ventana. En alguna ocasión el menor, harto de la situación, le propinó un puñetazo en el estómago para apartarlo, pero no se atrevía a contárselo a su madre.

Fuera del domicilio el acusado tampoco es que tuviera mucho miramiento en ocultar sus conductas pedófilas, realizando movimientos lascivos cuando sentaba sobre él al pequeño en algún establecimiento abierto al público o besándolo en los labios. En ese momento, y al desconocer lo que ocurría en casa a sus espaldas, la madre no le dio importancia.

Grababa las agresiones

Cuando en diciembre de 2022 la mujer descubrió lo que ocurría y presentó denuncia en una comisaría de Policía Nacional, agentes de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Xirivella realizaron una entrada y registro en el domicilio del presunto pederasta. Al que intervinieron un teléfono móvil, dos ordenadores portátiles, una tarjeta de memoria y dos dispositivos de almacenamiento USB.

Tras analizar el contenido de los mismos, los investigadores descubrieron que el ahora condenado fotografiaba y grababa las agresiones sexuales con su teléfono. Además de infinidad de archivos de pornografía infantil, los agentes hallaron imágenes de la víctima desnudo e incluso de las violaciones en las que se identifica claramente al acusado.

Con dichas pruebas en la mano el pederasta no pudo ayer hacer otra cosa que reconocer los hechos en el juicio y pagar los 15.000 euros de responsabilidad civil para ver rebajada parcialmente la pena solicitada por las acusaciones.

26 años de alejamiento

El Ministerio Fiscal solicitaba para el acusado 18 años de prisión por los tres delitos. Finalmente, tras el acuerdo alcanzado por las partes, se le aplica la atenuante de reparación del daño (por haber pagado el dinero de la indemnización), y acepta once años de cárcel por el delito continuado de agresión sexual a menor de 16, quince meses por la corrupción de menores y dos años por la producción de pornografía infantil. De igual modo se le imponen 15 años de libertad vigilada, la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de su víctima y comunicarse con ella durante un plazo de 26 años, y otros 33 años de inhabilitación especial para el ejercicio de cualquier profesión, retribuida o no, que conlleve contacto con menores.

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