Opinión | A fuego lento

Fascismo en las aulas

Protesta estudiantil sobre educación sexual.

Protesta estudiantil sobre educación sexual.

Aún no nos hemos recuperado del terrible suceso que acabó trágicamente con la muerte de Belén Cortés a manos de unos adolescentes en un piso tutelado, cuando conocemos una brutal agresión sexual entre menores en un instituto de Almendralejo, que nos vuelve a conmocionar. Muchos medios han recogido las declaraciones de una ex alumna que denunciaba que ella también había sufrido bullying en ese mismo centro, pero ninguno ha recogido que ella señalaba a compañeros fascistas y racistas, cuyo objetivo eran los chicos y las chicas gays, lesbianas o trans. ¿Curioso, verdad? Como si sufrir bullying en el instituto fuera como una suerte de maldición que toca al azar y nada tuviera que ver con que el discurso de odio fascista ataca con más crudeza a aquellos que piensan o sienten diferente. Según datos de la UNESCO, más de la mitad de los niños y niñas LGTBIQ sufren acoso escolar por su orientación sexual o su identidad de género.

Mientras las aulas se convierten cada vez en sitios más inseguros, donde campan a sus anchas los discursos más reaccionarios, el gobierno de la señora Guardiola sigue negándose a poner en marcha lo que los expertos (incluido hasta el Fiscal General de Extremadura) están pidiendo a gritos, que es más educación sexual integral desde etapas tempranas para evitar estas agresiones y trabajar en el respeto y el consentimiento como ejes fundamentales de todas las relaciones humanas. Y no sólo eso, negocian y acuerdan las políticas más importantes de esta tierra con aquellos que desde sus escaños lanzan mensajes de odio, mensajes reaccionarios, como el de acabar de un plumazo con la Ley LGTBI extremeña, que nos situó a la vanguardia del avance en derechos sociales hace ya diez años.

Luchar contra el acoso escolar y las agresiones es cuestión no sólo de la comunidad educativa, sino también del conjunto de la sociedad, y condenar lo sucedido es evidente, como también debería serlo hacer un cerco sanitario a aquellos que con sus discursos y propuestas políticas ponen en riesgo la sana convivencia y nuestra enriquecedora diversidad

La señora Guardiola debería saber que pactar los lunes con el fascismo las políticas fiscales y los miércoles defender los derechos del colectivo LGTBIQ muestra una vez más su enorme incoherencia, y lo que hace es lavar la cara de aquellos que ponen en serio peligro los valores democráticos de respeto y convivencia de nuestra sociedad.

Además, nadie puede poner la mano en el fuego porque la señora Guardiola vaya a defender la Ley LGTBI hasta el final, todo depende de cuánto le apriete Vox y ponga en riesgo su sillón, que ya hemos visto lo que le ha durado su NO a la Ley de Concordia.

Está claro que luchar contra el acoso escolar y las agresiones es cuestión no sólo de la comunidad educativa, sino también del conjunto de la sociedad, y condenar lo sucedido es evidente, como también debería serlo hacer un cerco sanitario a aquellos que con sus discursos y propuestas políticas ponen en riesgo la sana convivencia y nuestra enriquecedora diversidad.

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