Opinión | Zona Zero

Eclipses, profecías y cometas

El cometa 'Diablo', con la galaxia de Andrómeda a la derecha, días pasados

El cometa 'Diablo', con la galaxia de Andrómeda a la derecha, días pasados / reddit

Es curiosa la fascinación del ser humano con los eclipses. Tradicionalmente, se han asociado a catástrofes, cambios en el clima y guerras. Con el de ayer parece que llueve sobre mojado. Los eclipses suceden cada año y medio en algún lugar del mundo, aunque en esta ocasión fueron zonas especialmente pobladas del planeta -México, el sur y este de Estados Unidos y el sureste de Canadá- las que tenían asientos de primera fila para ver el espectáculo celeste. La coincidencia con este momento de la historia del ser humano, llena de conflictos irracionales, terremotos recientes, fenómenos naturales devastadores, hambrunas y violencia parece confirmar este papel admonitorio de los eclipses. No me gustaría ser agorero, pero el mundo está inmerso en estertores de parto, al borde, una vez más, del abismo. No es novedad. El eclipse de ayer es un recordatorio del mal camino que llevamos.

No quisiera ser más fatalista aún, pero las profecías atribuidas al arzobispo católico san Malaquías son devastadoras. Según sus cálculos, éste sería el último papa y tras él el Vaticano sería destruido. Y si ya nos da por interpretar los textos de Nostradamus, pues apaga y vámonos, pues en cualquiera de sus centurias se deslizan acontecimientos y signos que pueden ser reconocidos como la época en la que vivimos actualmente. En tiempos de ordenadores cuánticos, inteligencia artificial y cientificismo nos siguen fascinando los fenómenos astronómicos y los textos escritos hace siglos por visionarios cuya autenticidad y rigor están bajo sospecha.

A este coctel siniestro se une el paso estos días por nuestros cielos del Cometa Diablo. En realidad se llama 12P/Pons-Brooks y toma su nombre artístico porque su cola luce una ‘apariencia con cuernos’, alcanzará su máxima aproximación al Sol el 21 de abril, y será cuando lo podremos ver más brillante. Para su observación recomiendo subirse a un lugar elevado, pues suele aparecer en el horizonte a primeras horas de la noche, generalmente cerca de Júpiter. Ahora con las aplicaciones de móvil ya es posible apuntar el teléfono al cielo e identificar las estrellas al segundo. Con unos prismáticos, seguro que es posible identificar su color verdoso y sus cuernecillos. Pero lo mejor es no dejarse llevar por profecías, señales en el cielo y supercherías. Vamos mal, pero solo de nosotros depende el buen rumbo de la especie humana.

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