Nuevos descubrimientos en Emérita Augusta

'Resort' y ostras: así veraneaban los antiguos romanos en Mérida

Arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada y el Consorcio emeritense han descubierto unos 400 moluscos de la época del siglo II en una casa situada junto al Anfiteatro Romano de la capital regional

Alberto Manzano Cortés

Alberto Manzano Cortés

Mérida

El subsuelo de la capital extremeña sigue arrojando luz sobre el pasado de la urbe. Hay toda una mina de tesoros por explorar que pueden dar muchos beneficios a la ciudad. No era un sitio cualquiera, sino una especie de casa lujosa romana situada junto al Anfiteatro de Mérida con unas estancias verdaderamente sofisticados, en las que se ha descubierto un gran número de ostras de la época del siglo II, un manjar y todo un lujo al alcance de muy poca gente. Se trata de un domus de hace al menos 18 siglos que pudo ser una especie de hotel-hospedería, un alojamiento turístico de como los que funcionaron en Pompeya.

Este pasado viernes finalizaron los trabajos que un grupo de arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada y el Consorcio emeritense estaban realizando en el citado espacio desde hace unas semanas. Las labores contaron con la supervisión de la investigadora y profesora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, Macarena Bustamante-Álvarez, así como la arqueóloga del Consorcio de Mérida, Ana María Bejarro.

"Estamos convencidos de que, este edificio fue una especie de hotel-hospedería o de alojamiento turístico para los participantes y el público de los espectáculos en el Anfiteatro o el Teatro Romano de la localidad. Allí podían descansar, alimentarse, bañarse... ", ha comentado Bustamente a este periódico.

Es una incógnita si las ostras, que poseen un buen tamaño, fueron enviadas desde Cádiz o Huelva, quizá desde la acutal capital portuguesa (Lisboa), o si llegaron a través del Mediterráneo. En cualquier caso, los expertos recuerdan que estos moluscos pueden aguantar vivos en condiciones normales más de 10 días fuera del mar, lo que permitía su transporte a cualquier sitio de la Península Ibérica. "Hemos encontrado alrededor de unas 400 ostras que señalan a un consumo muy alto de un alimento que también entonces estaba reservado para gente con poder adquisitivo y Mérida no tiene mar", ha subrayado la investigadora y profesora.

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