Una relación sobre ruedas

Del súper a conducir un taxi por amor en Mérida

Fernando Palos y Estefanía Rodea se conocieron cuando trabajan en un supermercado en Madrid. Un día dejaron la capital española para venirse a la extremeña a emprender una nueva vida. Esta es su historia

Una pareja que suma.

Una pareja que suma. / JORGE ARMESTAR

Alberto Manzano Cortés

Alberto Manzano Cortés

Mérida

A veces es necesario detenerse para saber hacia dónde queremos ir. Eso hicieron Fernando Palos de la Fuente (Mérida, 1987) y Estefanía Rodea (Madrid, 1991), una pareja de jóvenes que decidió dejar atrás el ritmo caótico y acelerado de la capital española para emprender en Emérita Augusta. Las casualidades de la vida hicieron que trabajaran juntos en el mismo Mercadona, y Cupido hizo el resto. «El amor está en cualquier parte. Nos conocimos en un supermercado y después, de charla en charla, entre los dos fue creciendo la atracción y la confianza. Somos una pareja que suma», explican con una amplia sonrisa.

Encajaron muy bien desde el principio y hace un año que están instalados en su nuevo hogar, en donde su relación y su profesión van sobre ruedas. «Entramos en el mundillo de los taxis gracias a un amigo de Fernando, donde ya ejercía como conductor y nos recomendó probar suerte. Y llevamos ya un año en Mérida. Estamos muy contentos porque aquí trabajamos para nosotros mismo. Pensábamos que sería un oficio duro donde la adaptación podría ser un problema, pero la verdad es que todo va muy bien. Nunca hemos tenido un solo problema y los compañeros nos tratan como si fuéramos de la familia», dicen.

Estefanía y Fernando posan junto a su taxi en la plaza de España.

Estefanía y Fernando posan junto a su taxi en la plaza de España. / JORGE ARMESTAR

Para ellos, coger el coche y moverse por las calles de la ciudad fue algo natural. «El sector del taxi en la capital regional está sufriendo una renovación en los últimos años. Los nuevos profesionales quizás tengamos algo más de paciencia con la gente joven cuando vamos a recogerlos de fiesta que los conductores más veteranos», cuentan con una carcajada. El amor que sienten el uno por el otro se transmite en cada palabra que pronuncian durante esta entrevista.

Doce meses de adaptación y servicio público a la ciudadanía emeritense, así como cientos de buenos días, buenas tardes y buenas noches, dependiendo del turno que les toque, acompañados de amabilidad y profesionalidad en sus servicios. En este sentido, Estefanía Rodea relata que «muchos vecinos, sobre todo mujeres, se han alegrado de que la localidad cuente con otra conductora de taxis».

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