Prevención

Cómo conducir con niebla para evitar accidentes

La mayoría de siniestros con fallecidos a causa de la niebla se producen por un fallo humano que casi siempre tiene que ver con un frenazo imprevisto

Desde la DGT recuerdan la importancia de no pararse en el arcén, encender las luces antiniebla, reducir la velocidad y seguir las marcas de la calzada

Ilustración de la DGT sobre cómo conducir con niebla

Ilustración de la DGT sobre cómo conducir con niebla / DGT

Con niebla en la carretera la visibilidad se reduce a mínimos y en estas fechas este fenómeno meteorológico es el causante de accidentes de tráfico, en su mayoría por alcance, principalmente a primera hora de la mañana. Sin ir más lejos, la autovía A-5, a la altura de Mérida, registraba recientemente un siniestro en el que se han visto implicados once vehículos, dejando a diez personas heridas de diversa consideración.

La niebla complica la circulación y desde la Dirección General de Tráfico (DGT) recuerdan lo que no se debe olvidar nunca si nos encontramos con bancos de niebla mientras conducimos: no hay que pararse en el arcén, se deben encender las luces antiniebla, reducir la velocidad y conducir siguiendo las marcas de la calzada.

El fallo humano suele estar detrás de los accidentes con fallecidos por la niebla, casi siempre tiene que ver con un frenazo imprevisto o con no respetar la distancia de seguridad, por eso es imprescindible tomar todas las precauciones al volante.

La niebla también mojará el asfalto, por lo que la frenada se alargará y puede que el coche no responda igual en las curvas

Con niebla para mantener la dirección, fíjese en las marcas longitudinales, le ayudará a circular con el coche centrado en el carril.

Desde la DGT hacen hincapié en seguir las siguientes recomendaciones:

Humedad: Cuidado por­que normalmente niebla es igual a piso húmedo, por lo que la frenada se alarga y el coche puede que no responda igual en las cur­vas. Esta humedad puede que nos obligue también a llevar lleno el depósito de agua de los limpiapa­rabrisas y a llevar las escobillas en perfecto estado de revista, puesto que los utilizaremos a menudo.

Luces largas: Con niebla, el afán por ver mejor pue­de que nos lleve a poner las luces largas, pero será contraproducen­te, ya que la luz larga rebota en el banco de niebla y nos deslumbra­rá sin conseguir el objetivo.

Marcas longitudinales: Un buen truco para seguir la ruta a pesar de la niebla es fijarnos en las mar­cas longitudinales del suelo y no separarnos de ellas. Y que ello nos ayude a llevar el coche bien centrado en nuestro carril derecho.

Los bancos de niebla condicionan la circulación en dos tramos de las carreteras extremeñas.

Los bancos de niebla condicionan la circulación en dos tramos de las carreteras extremeñas. / El Periódico de Extremadura

No detenerse en el arcén: Pararse en el arcén en días de niebla cerrada puede que sea una de las peores ideas por el peligro que entraña. De hecho, detenerse en el arcén no es recomendable ni siquie­ra un día de sol. Nuestra reco­mendación es que incluso si un pinchazo es la causa de nuestro intento de parada, y si hay niebla cerrada, debería seguir rodan­do despacio hasta una salida o un área de servicio. Si el coche se detiene por una avería y no hay más remedio que parar, que los ocupantes salgan del coche y se sitúen al otro lado del guarda­rraíl y señalice la detención debi­damente y a una distancia mayor de lo normal.

Piloto trasero de niebla: Se activa cuando de verdad la niebla es espesa y no deja ver nada de lo que pasa alrededor. Dicho piloto no se pone con lluvia y hay que desconectarlo en cuanto se supera la zona afectada, ya que de lo contrario molestará muchísimo a otros usuarios de la vía.

Velocidad: La velocidad en un episodio de niebla no será la misma que si circu­lamos por una carretera con buena visibilidad y asfalto seco. Lo más recomendable es adaptar esa velo­cidad a cada circunstancia y en este caso una niebla cerrada nos obligará a reducir y mucho la velocidad de nuestro vehículo. La mejor manera de conocer si llevamos la velocidad adecuada es la de sentirnos seguros al volante y con capacidad de reac­ción ante un imprevisto. Esa será la velocidad más adecuada.

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