ENTREVISTA

Ledicia Costas: "Para vivir de la literatura hay que hacer malabares"

"El Barco de Vapor es el premio gordo de la literatura infantil en España y Latinoamérica"

Ledicia Costas, con su libro «Feriópolis».

Ledicia Costas, con su libro «Feriópolis». / Ediciones SM

Mar Mato

Vigo

El mundo literario de la viguesa Ledicia Costas le ha brindado más de 20 premios. Entre ellos, el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; el Premio Lazarillo en 2015 y 2021 o el White Ravens.

El último en llegar a su currículo es El Barco de Vapor de SM por la historia «Feriópolis».

¿Qué significa este galardón?

Hay un vínculo sentimental con El Barco de Vapor; es la colección con la que crecimos, con la que adquirimos competencias lectoras. Es el premio canónico por excelencia en la literatura infantil en España y Latinoamérica. Tiene mucho prestigio; es el premio gordo. A nivel emocional es muy poderoso; una recompensa a décadas de trabajo.

Se enteró del premio por una nota de voz –no recibía llamadas– en Puerto Vallarta (México) con Eva Mejuto y Victor Mascato que al enterarse comenzaron a gritar y aplaudir.

El jurado estaba muy nervioso; no lograba contactar conmigo; no les cogía el teléfono. Estábamos en un playa donde iba a haber la última liberación de tortugas de la temporada. Éramos unas 50 personas y cogíamos tortugas bebés para ayudarlas a llevarlas al mar. Se estaba poniendo el sol y vimos como iban corriendo hacia el mar. Sobreviven pocas y me pregunté si la mía lo conseguiría.

«Feriópolis» nos presenta a una niña que no encaja. Es huérfana y vive con sus tíos.

Es una niña lectora que se refugia en los libros para huir de la realidad de su casa. Vive con sus tíos y no se gustan. Las fiestas, la feria, son su vía de escape pero sobre todo la atracción el tren de la bruja. Ella tiene mucha imaginación y es muy madura. En el tren de la bruja, entra en un nuevo mundo como «Dragones y mazmorras» que no sabía que existía: Feriópolis. Ese es el origen de todas las ferias del mundo.

Encontramos a la bruja cuya cabeza está llena de cables. Imposible no pensar en la Bruja Avería de «La bola de cristal», el programa de TVE de los 80.

La Bruja Avería era tan icónica, tan subversiva... Era la villana perfecta. Crecimos con ella y me parecía que había que hacerle un homenaje. Como ahora las madres y padres leen los libros con las niñas, me pareció bonito que los padres sientan nostalgia.

Está Pedro el Maquinista.

Se va a convertir en el protector de la niña, Lola, y en su mejor amigo. Será su guía por Feriópolis. Ella llega convencida de que tiene que salvar la vida a las niñas y niños que están allí. Ellos son felices y ella no lo entiende.

Lola vivirá muchas aventuras.

El lugar es el corazón de todas las ferias del mundo con la avenida del churro y todos los puestos de churros; la avenida de patitos; la fábrica de helados italianos, de perritos calientes, la noria rusa... Todo es gratis. Las niñas y niños son los supervisadores del control de calidad. También habrá una criatura que igual no es tan buena como se cree al principio.

¿Y la bruja?

Igual las brujas no son tan malas, igual los malos del cuento son otros. Esa es la tesitura de la historia y lo que descubrirá Lola.

¿Qué objetivos buscó?

Siempre acabo escribiendo historias sobre niños diferentes, alternativos, que se enfrentan a situaciones difíciles. Aquí, quería escribir una historia de empoderamiento infantil. También hablo del poder de la pandilla.

Son 35.000 euros de premio. Es una excelente dotación en un sector, el literario, donde la precariedad afecta mucho.

Es el premio mejor dotado en España para literatura infantil. Ganarlo da un respiro. Significa que en un tiempo vas a tener seguridad (económica) para seguir creando. Hay que hacer malabarismos para vivir de la literatura. Es curioso; existen libros porque nosotras los escribimos pero la porción más pequeña por la venta (un 10%) es para nosotras. Somos las que llevamos la porción más pequeñita de la tarta. ¿Cómo no vamos a vivir situaciones precarias con estas condiciones?

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