Entrevista | Diego Corbalán, 'Magius' Historietista
"No tiene por qué haber límites en el humor, las iglesias arden igualmente"
El ganador del Premio Nacional del Cómic 2021 regresa con ‘Black Metal’ (2025), un libro en el que cuenta la truculenta historia de la banda noruega Mayhem, que lideró el género –y el movimiento– a finales de los ochenta y principios de los noventa

Diego Corbalán, alias ‘Magius’, vestido de huertano en una imagen promocional. / José Carlos Nievas
Asier Ganuza
El nombre de Diego Corbalán (Murcia, 1981), o, más bien, su apodo, ‘Magius’, escapó del underground para colarse en la primera línea del género cuando, en 2021, el Ministerio de Cultura le concedió el Premio Nacional del Cómic por Primavera para Madrid (2020); un galardón que ya entonces se sintió fuera de toda lógica –o, al menos, de la institucional– al reconocer (el Gobierno) una obra muy crítica con las élites dirigentes, y de una acidez e ironía desbordantes. Por su puesto que aquel –el "libro de oro de la corrupción, el chalaneo y el lenocinio"– merecía el aplauso de público (lo obtuvo) y crítica (también lo obtuvo), pero ni el murciano es conciliador ni su humor es blanco. Y lo vuelve a demostrar con su último trabajo, Black Metal (Autsiders Cómics, 2025), donde todo es, por supuesto, negro (y mucho).
Pero es que la historia de la banda noruega Mayhem –indisociable de la de Burzum; o, al menos, de la del hombre detrás del proyecto, Varg Vikernes– es de las más oscuras del género (lo que ya es decir); algo que, por supuesto, no ha hecho más que agrandar la leyenda de su líder, Euronymous. Aunque, para ser realmente honestos, lo que hace Magius en este volumen es... ‘empequeñecerla’, si no en magnitud, sí en tamaño. Él mismo nos lo explica en esta entrevista, en la que confiesa su pasión por este subgénero del metal extremo, que ya exploró vía fanzine en la primera década de los dos mil.
Esto del black metal... no es nuevo para usted, ¿verdad? ¿Qué le ha llevado a retomar esta senda, que parecía enterrada?
No, no es nuevo. Llevo como 25 años interesado en la movida del black metal, y es el tipo de música que escucho desde entonces. Así que no, la senda del black metal no está enterrada, para nada.
Le confieso que alguna tarde me he pasado yo también navegando entre las páginas de Wikipedia de Euronymous, Vikernes y compañía..., supongo que guiado por el morbo. ¿Qué fue lo que (originalmente) le llevó a usted a sumergirse en este mundo? ¿Qué llegó antes: la música o las historias truculentas de sus responsables?
Primero llegó la música; las historias sobre Euronymous, Burzum y demás vinieron después. Sobre todo porque, por aquel entonces, yo tenía 18 años y no tenía internet. En aquel entonces solo podías saber de estas cosas porque alguien te las contaba o porque lo leías en alguna revista especializada. La cuestión es que, un buen día, pedí en la biblioteca un ejemplar del libro Lords of Chaos (Didrik Søderlind y Michael Moynihan, 1997); por supuesto, estaba en inglés, pero me puse a traducir cosas y empecé a conocer un poco más sobre las historias de estos grupos.
"Euronymous era un tipo inteligente, pero se dejó llevar por el extremismo y por cómo lo veían los demás"
Poco después empezó a recrear algunas de estas historias (reales) para un fanzine que también se tituló Black Metal.
Bueno, en realidad lo que he sacado ahora es más real que lo que hacía entonces, principalmente por lo que te decía antes: en aquellos años, las fuentes de información eran las que eran, mientras que para hacer este trabajo he tenido a mi disposición todo tipo de documentación: libros, revistas, fanzines, documentales, podcast y hasta una película (que tampoco es muy fiel al espíritu del black metal, si se me permite el comentario...).
El caso es que se pasó años estudiando a estos zumbados –estos fanzines se lanzaron entre 2001 y 2007– y... parece que no ha dejado de hacerlo. ¿Ha llegado a alguna conclusión sobre qué pasó con aquel movimiento para que ocurrieran todas estas cosas? Porque lo de Mayhem y Burzum no fue lo único...
Yo no los veo como zumbados; en realidad eran gente bastante inteligente, pero se dejaron arrastrar por el extremismo y por cómo los veían los demás, sobre todo Euronymous, que prefería que sus seguidores lo temieran. Euronymous proyectaba de sí mismo una imagen falsa, ya que en realidad era una persona bastante normal: simpático, buen estudiante, se llevaba bien con sus padres... Pero sí, hay muchas más historias fuera de Mayhem y Burzum, ya que el black metal es un fenómeno mundial.
No obstante, este volumen, el que publica ahora, se centra en Mayhem, que es como la gran banda noruega del black metal (para los amantes del true crime, al menos). ¿Qué puede contarle a nuestros lectores de su historia sin hacer mucho spoiler? Para que se vayan a una librería a por un ejemplar de Black Metal, claro.
Pues Mayhem es una banda que, a finales de los ochenta y principios de los noventa, capitaneó la escena noruega del black metal, y si así ocurrió fue, sobre todo, por culpa de Euronymous, que es como se hacía llamar Øystein Aarseth. Porque hasta que él se hizo notar, Noruega no contaba para nada en la escena mundial del metal extremo. La referencia estaba entonces en el death metal sueco, imitado por infinidad de bandas de este y otro países, pero Euronymous se empeñó en que aquello estaba pasado y lo cierto es que convenció a mucha gente de ello. Además, la música de Mayhem era muy especial y sus conciertos, únicos: salían al escenario maquillados como si fueran cadáveres (corpsepaint) y clavaban sobre estacas enormes cabezas de cerdo; además, en la última canción, su cantante, Per Yngve Ohlin –también llamado Dead–, se cortaba con un cuchillo y casi siempre acababa en el hospital. Pero casi mejor que, quien quiera enterarse de lo que ocurrió, lea Black Metal...
Pero... los protagonistas de su historia no son exactamente Dead, Eronymous y compañía, sino una suerte de versiones infantiles de estos.
¡Claro que son ellos! Yo simplemente les quito algunos años: en la historia real tenían entre 16 y 20 –Euronymous era el mayor, con 25– y yo los dibujo como zagalicos de 7-10 años. No pongo sus apellidos, pero uso los nombres de pila y sus pseudónimos blackmetaleros. Piensan y actúan como ellos, así que salvo reducirles la edad, para darle un toque de humor –siempre negro–, no hay demasiado cambio.
No sé si eso lo hace más creepy o más cómico, pero la historia de Mayhem, efectivamente, es bastante turbia, y la cuenta, como dice, con toneladas de humor negro. ¿Cómo maneja los famosos ‘límites’ en lo que a comedia se refiere?
Creo que los que crean la historia del mundo son la gente que tiene las peores intenciones"
Bueno, como son niños haciendo maldades puede que a algún lector se le caiga la baba..., y quienes tengan hijos se sentirán muy identificados con los padres de estos niños del black metal; la diferencia con los suyos, quizá, es que estos queman iglesias, cosa que, a decir verdad, en Noruega es muy fácil (ya que allí las iglesias son de madera). En cuanto a los límites... no los hay, no tiene porqué haberlos. Las iglesias arden igualmente.
Y en lo que respecta a la estética de este libro... ¿qué me dice (más allá de que la imagen de iglesia ardiendo es bastante potente)? Es una edición prácticamente de lujo, ha apostado por el blanco y negro...
Es que un libro sobre el black metal solo puede ser en blanco y negro. De hecho, hace algunos años había bandas muy ortodoxas que se enfadaban si otros grupos del género usaban el color en las portadas de sus discos. Y, como bien dices, en la portada aparecen unos niños blackmetaleros junto a una iglesia de madera al estilo nórdico –aunque algo reducida y como en un jardín de infancia– y uno de ellos, de espaldas (para que no se sepa quien es), lleva una antorcha y está dispuesto a quemarla. Además, es un libro en tapa dura y con una textura que recuerda al cuero, ya que el cuero, los clavos y las tachuelas forman parte de la estética black.
Lo de la iglesia también lo decía porque hay algunos ejemplares que llevan de regalo una lámina para construir una y..., bueno, quemarla, como hacen los protagonistas de Black Metal. Supongo que ya, a estas alturas, las críticas que estas cosas puedan suscitar le dan igual...
Bueno, es una broma. Juego con la idea de que, como los protas son niños, seguro que les agradaría la posibilidad de hacer un recortable y, quizá, jugar en casa con sus primos pequeños (siempre bajo la supervisión de un adulto). Pero en realidad es una promoción dirigida a gente adulta capaz de no liarse con el fuego...
Por cierto, he leído por ahí que con este cómic sigue explorando "las diferentes caras del mal" (en alusión a Primavera para Madrid y El método Gemini). ¿Es algo que le llama particularmente? ¿Hay visos de que su producción continúe por esa senda en adelante?
Sí, me interesa mucho esto. Tengo la sensación de que en la ficción la gente amable y bondadosa es más aburrida, mientras que los malos dan mucho juego. También creo que los que crean la historia del mundo son la gente que tiene las peores intenciones, como pasa ahora con Putin, Trump, Elon Musk, Milei y Abascal (aunque este creo que es más bien un aspirante a malvado). Luego ya vendrán otros a arreglarlo (los buenos); pero los malvados siempre tienen un final violento y épico, como Tony Montana en Scarface.
Y, entonces... ¿alguna pista de por dónde va a tirar en el futuro, o todavía es pronto? Seguro que ya está tramando algo...
Seguramente sea una historia sobre la independencia de Murcia.
Porque la veta esta del black metal... ¿todavía se puede sacar algo de ahí, nuevas historias?
Sí, hay más historias fuera de Noruega. Puede que más adelante.
Una última, Diego: no sé si, como yo, será de los que se machacan los oídos mientras trabajan, pero... ¿se puede dibujar escuchando black metal?
¡Claro que sí! El black metal es una música muy agradable de escuchar, con bellos pasajes muy atmosféricos y que te llevan a cualquier lugar y tiempo remoto. Se duerme muy bien después de escuchar Burzum.
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