Cultura

El cantaor Miguel Poveda pide a Cáceres un museo para el célebre maestro Solano

Visita la sala del Museo Pedrilla, que ensalza, pero estima que no es suficiente para semejante legado

Vídeo | Poveda conquista Cáceres

Jorge Valiente

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Cáceres

El cantaor flamenco Miguel Poveda ha pedido a las instituciones de Cáceres que se unan en la construcción de un museo que sirva de homenaje y compendio a la obra del cacereño Juan Solano, uno de los compositores más universales de la copla española, nacido en Cáceres y célebre por su inmeso legado como compositor.

Si bien es cierto que el maestro Solano dispone de una sala en el Museo Pedrilla, dependiente de la Diputación de Cáceres, desde 1995 Poveda, durante el concierto que ofreció el pasado sábado en el Palacio de Congresos reivindicó la figura del cacereño e incluso llegó a decir que se comprometía a participar en su consecución.

Visita al Museo Pedrilla

Memorable Solano, no solo reconoció Poveda su valía en el concierto, también lo hizo en una entrevista concedida a este diario el pasado viernes en la que mostró su admiración por él y por los cantes extremeños. Tanto es así que el sábado, antes del concierto, acompañado por el promotor musical de Backestageon, Carlos Ortiz, visitó por la tarde la sala del Pedrilla y captó imágenes de instrumentos y partituras de Solano que pueden verse en las vitrinas y que luego compartió en su red social de instagram.

El maestro Solano era hijo de don Máximo Solano, que tenía una librería en los soportales de la plaza Mayor, que luego fue la librería Hormigo, que llevaba Eustaquio. El establecimiento, a un paso de La Machacona y situado enfrente de la antigua Frigorífica Salmantina, vendía El Coyote , novela rosa, de teatro, cine, tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín ... Además de la librería, don Máximo también montó una zapatería y se convirtió en un reconocido empresario de la capital.

Se casó con Leandra Pedrero, una mujer maravillosa, ama de casa, que era pariente de Mirón padre, que tuvo la famosa tienda de San Juan, ya cerrada. El matrimonio vivió primero en una casa de la calle de la Soledad, muy cerca de la ermita del mismo nombre, y después se trasladó a la plazuela de la Concepción, a un edificio con una gran cancela de hierro en cuyo segundo piso o Principal vivía la condesa doña Dolores de Mayoralgo, en el tercer piso estaba el Paideuterion, entonces conocido como Academia Paideuterion, y en el bajo vivían los Solano, que años después dejarían la finca para trasladarse a unas casas que se construyeron en la avenida Virgen de la Montaña.

Junto a su hijo

Casi todos los hijos de Máximo y Leandra nacieron en diciembre porque en Carnavales sus besos siempre se buscaban. Tuvieron ocho hijos, dos murieron de pequeños y los demás fueron Agustina, María Antonia, Juan, Máximo, Fernando, y Carlos, que se casó con Marina Panadero, que era hermana de José Luis y Serafín, los de la tienda de televisores de Cánovas.

Carlos era muy aficionado a la fotografía y trabajaba en Casa Mirón, que además de la tienda tenía taller de carpintería de muebles en Las Piñuelas, donde está el Museo Municipal, que aún sigue sin reabrirse a día de hoy.

Máximo residía en Madrid, y Fernando, que era médico, terminó instalándose en Yelbes, muy cerca de Don Benito.

Un día, don Máximo contactó con el Maestro Pola, un músico muy conocido de la ciudad, para que le diera clases de piano a una de sus hijas. Cuando una tarde Pola llegó a casa de los Solano y vio al pequeño Juan, al que apenas le llegaban los pies a los pedales del piano, exclamó: "¡Don Máximo, el músico de esta familia será Juan Solano!".

Con Miguel de Molina

Y así fue, el maestro Solano se convertiría años después en uno de los compositores de copla más importantes de todos los tiempos, autor de bandas sonoras de películas como '¡Bienvenido Mister Marshall!' , 'El último cuplé' o 'Carmen la de Ronda' y creador de canciones como 'Tengo miedo', 'El Porompompero' o 'Un clavel': auténtico canto a la libertad gracias a estrofas como ésta: "Me importa tres pitos que diga la gente, que voy y que vengo por el arenal, y tengo gastadas las losas del puente, de tanto cruzarlo por la madrugá..."

En 1940 el célebre Miguel de Molina pasó un mes confinado en Cáceres. El artista que bordó coplas como 'La bien pagá' y 'Ojos verdes', fue perseguido por los nacionales y atrozmente apaleado "por rojo y por marica", argumentos indudablemente mezquinos. Así que al terminar la guerra, y por orden policial, le invitaron a que abandonara Madrid. El cantante escogió Cáceres y aquí se alojó en el hotel Alvarez (actual Alfonso IX).

Aunque Miguel de Molina se prodigó muy poco, durante su estancia en la ciudad sí entró en contacto con el maestro Solano. Fue precisamente él quien le recomendó a Solano que enviase sus canciones a Concha Piquer aprovechando que la artista presentaba en Argentina su espectáculo Canciones y bailes de España. Cuentan que al recibir las partituras, la Piquer quedó tan impresionada que dijo a Quintero, León y Quiroga: "La música que quiero para mi espectáculo es la de Ochaíta , León y Solano ".

Solano no tardó en darse cuenta de que su creatividad y su talento extraordinarios necesitaban salir de aquel Cáceres de cartillas de racionamiento, de represión de la masonería, de persecución... Un Cáceres de 35.000 habitantes, con un Cánovas aún sin asfaltar y sin posibilidad de expansión y de éxito para un artista genial. Juan Solano, devoto de su ciudad y de la Virgen de la Montaña, se marchó a Sevilla, estudió en el Conservatorio y de ahí partiría a Madrid, donde muy pronto llegaría su éxito.

Chelo, la de la librería de Moret

Entretanto, en 1946 don Máximo fallece. La librería se traspasa a don Pedro y luego la adquiere Hormigo. La zapatería se la queda Cabrera, un facultativo de minas del oeste que se encargaba, junto al señor Muñiz, de hacer los planos de labores antes de que los mineros entraran a trabajar a las minas de Aldea Moret. A la trastienda y la caja de la zapatería llegó como empleada Chelo Sánchez, que posteriormente tuvo la librería de Moret. Era tan ágil que a los 30 días Cabrera la aseguró.

Para los Solano eran tiempos difíciles. Entonces, Leandra tomó un tren a Madrid y corrió al lado de su hijo: el generoso maestro que ayudó cuanto pudo a su familia. Acudían a casa de la Piquer y a los estrenos de Sara Montiel, que siempre le encargaba sus espectáculos. Sara arrasó gracias a la película 'El último cuplé', con música adaptada por Solano para que el cuplé sonara a sinfonía en el bajo tono de la Montiel.

Estrecho de Tetuán

La deslumbrante Sara triunfó enseñando el Estrecho de Tetuán, pero también poniendo voz a las melodías del maestro Solano, puntal extraordinario de la música española que hizo grandes a Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Lola Flores, Estrellita Castro, Lolita Sevilla o Macarena del Río.

Solano falleció en 1992 aunque antes, siendo alcalde de Cáceres Juan Iglesias Marcelo, la ciudad le nombró Hijo Predilecto. Desde entonces una placa recuerda su memoria en la casa de la calle de la Soledad, donde nació.

Ahora, Miguel Poveda grita que Cáceres le siga rindiendo su merecido tributo.

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